domingo, 25 de diciembre de 2011

Debajo de la ropa

Si me quieres, no me escondas el cenicero,
Ni la llave en la espalda antes de soñar,
No me digas ahora si mañana te espero,
No me beses tan sola desde tu pedestal.

Si me quieres ahora abre tu jaula
Y ponle una cuerda al bandoneón,
Que se mire al espejo la sombra del aura
Con saliva calada sudando en el corazón.

Si me quieres, que no sea contigo
Que de olvido está hecha la memoria,
Si me enamoras hoy, mañana te olvido,
Para llevarte siempre debajo de la ropa.

Si me quieres, desnúdate las dudas
Una en cada esquina sin poderse besar,
Que la falda de monja se me hace tan de puta,
Y yo no tengo ganas de ser tu cardenal.

Si me quieres, ponle anzuelo a tu arcoíris
Con alquitrán en la solapa y ganas de volar,
Fragata en los ojos apuntando los fusiles
Cada que despierto sin poderte tocar.

Si me quieres, quiérete conmigo primero y solos
Que el jersey no se pinta ni pretende un doblez,
Que sepas, darlin, que siento-vuelo-y soplo,
Como un colibrí tan gris estacionado en tu corsé.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Bella, ciao.

Bella ciao, no me digas a dónde
La porcelana se rompe, y hacer la valija otra vez,
Tomó su pasaporte, su amante y su derroche,
Mascando su chicle y fumando un rubio después.
El amor es una puerta de restaurant
Directo al callejón sin salida,
Mariposas con mochilas de nada
Durmiendo en el techo de una limusina,
Bella ciao, Bella ciao, ciao ahora, ciao sin piel,
Bella ciao, día después.
Bella ciao, Bella ciao, ciao Bella, ciao ma belle,
Ciao mi ángel, que duermas bien.
Fuimos ventana al décimo piso,
Estornudos de Lennon y Nietzsche,
Escaleras con sexo en los pasillos,
Bolígrafos sin pedigrí.
Pan para mayo, sin saber de qué año,
Ignorando cómo desabrochar el sostén,
Besos dulces, grises y extraños,
De altares y sí acepto, sin saber bien por qué.
Hacer el amor es la conjunción
Cuando el odio, por dos, duerme mirando hacia arriba.
Bodas de sal, cama y somier,
Menos sin más, cabernet por agua bendita.
Bella ciao, Bella ciao, ciao Bella, ciao burgués,
Bella ciao, antes de ayer.
Bella ciao, Bella ciao, ciao Bella, ciao ma belle,
Bella ciao, nos volvemos a ver.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Caducada canción de amor

No es Julieta buscando a su Romeo
Porque abrió el balcón para las golondrinas,
Esas piernas desde los quince besan en arameo,
Ese candor que entra por la salida.

Se desnuda tirando un par de besos
Descorchando el vino y el corazón,
En su boca hay más lunares que en el cielo,
Mucho más que en la caducada canción de amor.

Tanto abrazo de cuartos con destierro,
Tanta angustia adentro por escapar,
Tan atroz los treinta con recesos,
Divorciada del fulano que no la supo mirar.

En Ucrania la siguen buscando con su kobzar
Por los caminos oscuros de la luz,
Que las cicatrices sirvan para volar,
Que no se la apague nunca el laúd.

Gatita en la cornisa de mis libros
El Orient Express desde Cuenca hasta la luna,
En su boca me sentía su marido
Y su ex cuando me estampó un beso en la nuca.

Algún día, Pamelita, una Media Verónica contra el frío,
Un paraguas para cuando se moje el sol,
Un orgasmo de traición y desvarío
Para la caducada canción de amor.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Los malditos

Malditas las musas que no se dejan tocar,
Malditos los soles que nunca se duermen,
Malditos los calendarios de cáncer por fumar,
Malditas las cartas que se pierden.
Maldito el brasier con heridas de sal,
Malditos los sueños que despiertan,
Malditos los relojes de diapasón en paredes de hospital,
Malditas las charlas sin nescafés que bostezan.
Malditas las alarmas anti nicotina,
Malditos los días después,
Maldito el foco deprimido en la cocina,
Maldita la herida de ayer.
Malditos los verbos caducos,
Malditas las mariposas con veneno,
Malditos los burócratas del mundo,
Malditas las pesadillas con desvelo.
Malditos los bomberos de cama,
Malditos los sonetos bien hechos,
Malditas las playas sin tangas,
Malditos los besos sin besos.
Malditas las líneas de despedida,
Malditos los izquierdos de autor,
Malditas las mujeres en guerrilla,
Maldito el semen sin amor.
Malditas las espaldas sin abrazos,
Malditos los pisos que brillan porque sí,
Malditos los dioses, pandilla de vagos,
Malditos los malditos sin ganas de escribir.
Malditos los chefs de dolores,
Malditas las mejillas con colores,
Maldito el maquillaje que te esconde,
Maldito el colchón con sus bordes.
Malditos los ¡Bombillo campeón! de los urinarios,
Malditas las casas de citas sin entrega,
Malditos los sorbetes separados,
Maldita la cocaína con anestesia.
Malditas las ex novias con despecho,
Malditos los condones apretados,
Malditos los lunares en el cielo,
Maldita la prensa con descaro.
Malditos los escritores con puchero,
Malditos sean todos los diccionarios,
Maldita la eyaculación precoz del quinceañero,
Malditos los demócratas totalitarios.
Malditas las mujeres acertijo,
Malditos los bifes sin pimienta,
Maldito el coñac con sufijos,
Maldito el lunes cenicienta.
Malditos los Arjona y Escuela de Famosos,
Maldita la jota, maldita la tilde,
Malditas las semanas con insomnio,
Esta crisis existencial que no existe.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Desconfío

Desconfío de los ateos que endiosan la duda,
De las putas que hablan de amor,
De los poetas que se amontonan en la ducha,
De las noches frías sin vos.
Desconfío de las rubias de televisión,
Del chicle en los caramelos,
De mi voz tan lejos de tu voz,
De las madrugadas sin Kafka en los aeropuertos.
Desconfío de las mesas con manteles,
De los artistas ahorcados con corbata,
Desconfío de las habitaciones de hoteles,
De la bendición en cheque del Papa.
Desconfío de las velas apagadas,
De los cisnes que no se quieren besar,
De mi boca con tantos besos en jaula,
Esos besos que te quiero dar.
Desconfío de mi cama si no abraza tu espalda,
De los truenos cuando afuera ya no llueve,
Desconfío de los trenes con paraguas,
De las agujas que inyectan y no duele.
Desconfío de los parches del corazón,
De la soledad que viene a visitarme,
Del amanecer tan sucio en el ascensor,
De mis ojos cuando no pueden desnudarte.
Desconfío de las enciclopedias en el congreso,
De los mártires que se vendieron al azar,
De los alcaldes que pretenden mandarte preso,
Por pintar en una pared un Rembrandt.
Desconfío de L´Oreal que aterriza en tus ojos,
De los museos con alarmas en las ventanas,
De los años que duran un segundo,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.
Desconfío del amor sin estrías,
Que a la larga es el único real,
De las chapas de las puertas que nos miran,
Sin saber bien por qué.
Desconfío ya de los amigos borrachos de los bares,
Del taburete color ciruela del café,
Desconfío siempre y nunca de todos mis males,
De que no te dé por quererme querer.
Desconfío de los callejones alumbrados,
Del amanecer que no es en tu pecho,
De todos los dogmas y de las caricias de gatos,
De ésta boca cuando no está anclada a tus besos.
Desconfío del brasier si no es en tu corazón,
De las amapolas si no están en tu pelo,
Si no es cuna para tu cuerpo, desconfío del colchón,
De la noche que muy bien conoce todos mis miedos.
Desconfío de las banderas feministas,
Del sol si no se asoma por los ojos de tu ventana,
De los retrovisores del alma que siempre nos miran,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Rugel

Góndola en la luna, solita como ayer,
Paredón sin locura, quincena a fin de mes.
Carmín en servilleta, escapada de Louvre,
Poesía en tres líneas arropadas con jersey.
Escondida en los libros buscando su alfiler,
Sábado para el domingo, sueño olvidado de Buñuel.
Rinoceronte daliniano, mentira de verdad,
Tutú que no ama por encargo,
Sábana con espasmos de libertad.
Revolver sin balas ni quebranto,
Telaraña apuntando hacia el sur,
Boca con sabor a tango,
Tiza roja en los labios a contraluz.
Secreto en el bolsillo, beso esperando en el aire,
Desvelo malherido, fuego contra el frío de los parches.
Todas son ninguna en su cama, tilde de mi corazón,
El sol despertando en su cintura, y en la luna un girasol.
Janis Joplin del siglo XXI, vaso en la tormenta,
Antidoping para la tristeza de mi mundo,
Escuchó el susurro que dejé en una libreta.
Madrugada que no duele,
Beso en el cuello antes de dormir,
Ejército sin cuarteles, lunes para éste viernes tan gris.
Lunar en el cielo, pastillas para aprender a sonreír,
Taxi a febrero, piel en terciopelo ¡aeropuerto infeliz!
Piscina bajo la lluvia, más linda que Brigitte Bardot,
Me tomó de la mano antes que ninguna,
El sol despertando en su cintura, y en la luna un girasol.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Di

Sigues acostada en agendas y dudas,
Con todo por delante de la espalda,
Yo teniendo las respuestas y tú las preguntas.

Y cruzamos los dedos para volvernos a ver
Cuando es de noche y huele a oficina,
Que el celibato que traigo no duela de día.

La cortina de tus ojos sin pestañas,
Regresando el septiembre de tu revolución.
Porque siempre llovía antes de conocer tu cama,
Que no te caliente como yo el edredón.

Porque soy el trapecista en tu pecho,
El sueño que se acuesta con tu desvelo,
Un acertijo besándote en mis cigarrillos,
Que siempre duerme a tu lado derecho.
Aunque no soy lo que guardas en la alcancía,
Como viajes a Siberia o el hombre soñado de tu vida,
Pero ¿para qué soñar si somos reales?
Pagando los besos de nadie fiándome cada día,
Mariposas en la calle,
Calcando peros en el aire como pistilos que se suicidan.

Butaca al borde de la chimenea
Quemando a las caricias anarquistas,
Que tanto sueñan con el orden entre tus piernas
Al que se llega con aranceles de saliva.
Un Bellagio que se ahoga entre los dos,
En copas de ron y escalofrío, los besos escondidos.


Cualquier te quiero mucho es obsoleto,
Como si querer tuviera sastre a la medida,
Digo la verdad cuando miento,
Y es mentira que me envenene la nicotina.

Descorcha el corazón cuando llegue el otoño
Y extradítame como a un piano siempre de negro,
Porque el reloj me deja siempre tan solo
Mientras, contando los taxis, te espero.

Porque querer es un fósforo encendido,
Úsalo antes que llegue el olvido,
Somos el abanico abierto de Romeo y Julieta,
Mientras sean infieles las casadas con los poetas.
Y hagamos el amor sin sordina,
Con vino barato desnudando la cama de Lombardía,
Antes que aterrice con su sol la madrugada,
Y los reproches en el desbroche de tu falda
Perfumada con incienso,
Y la religión de tu boca genocida,
Empañando mi frente con tu liguero y agua bendita.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Julieta

Los sueños y alfajores desordenados en la cartera,
Las pestañas postizas y el listón en el pelo,
Con bisolvón en los labios y en la punta de la lengua,
Con la falda muy corta y siempre cruzando los dedos.

Con los ojos mojados y las piernas cansadas,
Cenas canceladas y psiquiatra que cobra por cobrar,
Cuando todo esto de amar tiene mucho de naufragio,
Como el caminito al baño desde la barra de algún bar.

Tanto balcón me aburre, Julieta.
Cada semana muerta con sudor infértil y salas de estar.
Tanto balcón me harta, Julieta.
¿Qué harás cuando se te pierda la llave del ventanal?

Resaca de lunes dejando un martes sin champagne,
Lunar con enchufes de filosofía y LSD,
Jueves sin luces y pastel de alquitrán,
Matadora de torero, ventana sin florero,
Muñequita sin su Ken.

Ya no estoy para ponerte el hombro, Julieta.
El ojo del faro también quiere irse a beber,
Como las cartas de amor que duermen en la heladera
Cuando llora un río para llover al revés.

Cada segundo es una semana,
Cada ataque de sobredosis, cada crisis de abstinencia
Cada Mesalina que me viene a visitar.
Cada colchón ajado, cada góndola en la bragueta,
Cada catador de vinagre queriéndote besar.

Julieta tenía esa pésima costumbre de arrepentirse
Al despertar sobre el pecho de algún fulano,
Se perdía un mes como monja en un cabaret de Shakespeare,
Y regresaba a llorar arrepentida a su armario.

Es habitual el despecho en las esquinas,
Lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Julieta es la primera en la fila de la romería,
Pero la última en irse cuando el cuarto está mojado.

Por Julieta yo jubilo a Al Pacino,
Con dramaturgia un día de tantos aprendí a mentir,
Cuando todos los viernes ilusionados se morían de frío,
Como el vestido fucsia que nunca le di.

Las mujeres son estados de ánimo,
Botones de la solapa que te abriga en verano,
Julieta pidió un taxi con pastillas de ácido,
Cuando supo que no era el otro lado del abismo, era el salto.

jueves, 27 de octubre de 2011

El lado izquierdo de la cama.


Feliz cumpleaños, rubia.


En el balcón del cuello de camisa
Como un rompeolas se asoma el sol,
Con el escote en los ojos abriendo las cortinas,
En la cocina la soledad cambiando siempre de estación.

Los besos a distancia como taxis limusina
Directo por la avenida de sal bajando hasta los pies,
Mientras se calcan los abrazos cociéndoselos en la piel,
Siempre llega el día después como pasado que no se acomoda.

Louvre desnuda con diástole de blues en el lado izquierdo de la cama,
Sístole rojo el corazón de tul, charlas de Picasso y Sinatra,
Mujer frontera de mapa sin tocar, luciérnaga surrealista,
Farmacia de arcoíris para soñar con papel y tinta china.

El lunes que empieza en tu boca
Desafina con el martes que se fue,
La poesía se encela si te desnudo en el papel,
Cuando el Voyerista a la Gioconda enamorado le quita la ropa.

Los girasoles en la madrugada
Dibujan el futuro en la pared,
En los ojos las nubes se suicidan empezando a llover,
Y la flor de anteayer esta noche la blusa se desabotona.

Louvre desnuda con diástole de blues en el lado izquierdo de la cama,
Sístole rojo el corazón de tul, charlas de Picasso y Sinatra,
Mujer frontera de mapa sin tocar, luciérnaga surrealista,
Farmacia de arcoíris para soñar con papel y tinta china.

Louvre desnuda con diástole de blues en el lado izquierdo de la cama,
Sueños de París y Toulouse alrededor de la almohada,
Mujer lunar de luna sin tocar, libertad domiciliaria,
Por tu balcón trepa éste poeta de ceniza y coñac
A besarte la boca roja escarlata.

Louvre desnuda con diástole de blues en el lado izquierdo de la cama,
¿Cuándo te quitarás el tutú danzando encima de mis pestañas?
Mujer octavo día de semana, luciérnaga surrealista,
Éste corazón de alquitrán no te busca en la rutina.

jueves, 20 de octubre de 2011

Chantelle

Mañana te desvisto y no te vas,
Mañana el cuolotte bordado cambia de estación,
Mañana te persigo a ningún lugar,
Mañana no será un rompecabezas el colchón.
Mañana respondes a los telefonazos,
Mañana el brasiere sujetará las dudas,
Mañana perdonamos los agravios,
No amanecerá el pantalón tan mojado,
Mañana lo hacemos en la ducha.
Mañana que toca la puerta,
Como los viernes que irrumpen el zaguán,
Mañana que se peina en tu diadema,
Mañana que nunca llega,
Mañana que usa de cara un antifaz.
Mañana tomará el sol la billetera,
No habrá corbata para la cremallera,
Mañana que se desvela,
Mañana que nunca sueña,
Mañana que pasó.
Mañana los poetas dejarán de recitar diccionarios y harán poesía,
Mañana no tendrá bolsillos el overol,
Mañana dejará Aznar de ser una puta en cada esquina,
Mañana exoneran a Zubeldía
De lo que enferma a la Federación.
Mañana no ejerce la rutina,
Mañana te veré en televisión,
Mañana no habrá ortografía,
Para el callejón con salida,
Mañana el infierno estará on the rocks.
Mañana seguiré siendo poeta de bares,
Mañana te dibujaré con las colillas,
Mañana seré el novio que toda madre,
Aunque con look de ganster retirado
Me querrá para su hija.
Mañana trepo a tus caderas para leerte a Tolstói,
Despertarán en tu pecho dos corazones,
Mañana Alfaguara sabrá que para ellos no estoy,
Mañana seguiré siendo el que no soy,
Mañana que es hoy,
El corazón sabrá usar sus condones.
Mañana la prensa rosa me persigue,
Mañana el cenicero recibirá al rey que abdicó,
Mañana no despertarás llorando rímel,
Mañana que nunca existe,
Mañana que se durmió.
Mañana con algodón de azúcar harán puré a Libia,
Mañana la OTAN será un paredón,
Mañana pintamos de gris a la pandilla de vagos de la Alcaldía,
Nylon para las niñas,
Mañana la mentira no tendrá su razón.
Mañana Palin, Merkel y Brewer
En directo por la CNN
Saldrán como bailarinas de cancán.
Mañana te suelto el moño con los dientes,
Mañana que tan de repente,
Como un delincuente,
El río entre tus piernas se escapará del mar.
Mañana no serán moteles los CITIBANK en Chicago,
Mañana venderán chupetes por contrabando,
Mañana serán tan infieles,
Como las consortes de los reyes,
Los miedos del armario.
Mañana leerás lo que te escribo,
Sabrás que tengo menos novias que Al Pacino,
Se olvidará de mí el pasaje al paraíso,
Que después de lo vivido
Ya no hay cielo por tocar.
Mañana mi musa será el sindicato de mujeres,
Aunque no conozco a otra que como tú el alma me despeine,
Mañana me dibujo en la espalda,
Tus uñas de gata,
Tu diente por diente.
Mañana en El Vaticano habrá golpe de Estado,
Mañana miramos ventiladores de techo desde la cama,
Mañana al despertar sabrás que te he besado,
Cuando amanezca con tu L’Oréal en el espejo mi apellido firmado,
Mañana no habrá pasado mañana.
Mañana Dylan y Cohen completarán los Beatles,
Mañana haremos el amor sin sordina,
Mañana serán las tildes
Como liebres que persiguen
A éste león que dormía.
Mañana nos vemos en Atocha,
Disparamos a lo Bonnie & Clyde,
Mañana visto a tu corazón quitándole la ropa,
Mañana la Gillette de tu boca se dejará besar.
Mañana nos citamos en librerías,
Mañana dormimos sin calor,
Mañana el bandoneón tendrá gripa,
Y el tango de la esquina
Será con milonga esta canción.
Mañana la luna tendrá sus bares,
Sus casas de citas, sus iglesias.
Mañana ya no habrá sucursales
De tu cintura impecable,
De tus adioses que queman.
Mañana despertamos en la tina,
Aunque muera de celos la toalla,
Mañana quitamos las cortinas,
Deshacemos las valijas,
Mañana no habrá pasado mañana.
Mañana el despecho no tendrá quién lo mire,
Mañana cenamos a las seis,
Mañana nos quedamos en lo que sigue,
La noche será el himen
De la madrugada sin ley.
Mañana salimos en la foto,
Mañana será siempre lunes,
Mañana no haremos trasbordo,
De la cama a los solos
De la ropa a las nubes.
Mañana el osito de felpa te firmará la cola,
Mañana el presente se antojará en condescender,
Mañana ya no sabrá a ultranza,
Los besos en las cejas y en las pestañas,
Mañana será anteayer.
Mañana el futuro apostará el sueldo,
Los moretones del corazón amanecerán ajados,
Seremos dos trapecistas desnudos sobre el techo,
Mañana sabrás lo mucho que te he esperado.

domingo, 16 de octubre de 2011

Sin daños a segundos

Sobra lo que falta,
Entre algunas cosas las ausencias.
Todos los besos de despedida con sal,
Llega la tormenta
Con la primera que pretende dejarse llevar.
Sin daños a segundos,
Tú siempre aquí, yo nunca allá.
Al martes sin lunes ni futuro
Ya no le da por preguntar.
Sin daños a segundos,
Se infartó de tanto esperar el reloj.
En un cajón profundo,
Con alma de nudo, te guardo insolente el corazón.
Podrás consolarte con imanes y juguetes
O que te digan siempre que oui,
Mientras asoman al filo de los sostenes
Como el sheriff de los viernes,
Las manchas de alquitrán que te di.
Sin daños a segundos,
Edredones que duermen con el alma cansada,
Enciendo un cigarrillo,
Me pongo a fumar y pensar de madrugada.
No te desveles si sabes que sueño,
Que un coñac y que fumo de más.
Que te echo de menos, siempre de menos,
Las escaleras también sirven para bajar.
No tolero dormir sin que tu espalda me dé la espalda
Y en otra boca ver tu antifaz,
En otro balcón tu falda,
Y en otra comisura tu Pantene, tu labial.
Tres veces por semana irse a la cama
Y no quererse tocar.
Una semana del mes en la almohada,
Muere la venganza de no saberse besar.
Sin daños a segundos,
Muere de frío la cama,
Se aquilata el despecho y los asuntos,
Los te quiero, las ganas atropelladas.
Sin daños a segundos,
Mujer inteligente, toca esperar,
A que sea domingo irresponsable,
A que el olvido me quiera olvidar.
No preguntes por qué con ella y no contigo,
Que el cielo suda y los ojos se ensucian
Como semanas caducas
Cuando muerden la manzana del olvido.
Sin daños a segundos,
Se marchitan las tarjetas de florerías,
Se intoxican con recuerdos los muslos,
Como la casa oliendo a oficina.
Sin daños a segundos,
Bailan tango las colillas,
Suenan los ecos de los cuartos,
Mientras se roban el queso de la cocina.
Sin daños a segundos,
Ni terceros ni primeros,
En la cama sobra lo que nunca estuvo,
La memoria, el recuerdo.
Sin daños a segundos,
Tú siempre aquí, yo nunca allá,
Con la ventana en claroscuro,
Te miro desnuda,
Y me da por quererte volar.
Ya no estoy para más Alavalcívar
Si en mi cama no transpira
Tu corazón hecho mujer,
Ya no tolero la resaca, las recetas prescritas,
Sin la agenda suicida de las aceras de tu piel.
Sin daños a segundos,
Sin mirarnos por cobardes,
Con los ojos llenos de rímel y minutos,
La noche helada y menguante.
Sin daños a segundos en la ventana,
Julieta sale a morderse la boca,
Madrugar la primavera con sotana,
Porque quererte es querer quererse
Dentro de los hilos de tu ropa.
Sin daños a segundos en ascensores
Directo a Cimetière du Père-Lachaise
La soledad siempre resulta ser la consorte,
De los cuartos caídos del corazón al revés.

martes, 11 de octubre de 2011

"il cavaliere" Páginas 123 - 128


A
hora que me detengo a mirar los álbumes de fotos amarillas y opacas, y el florero que toma el sol en la ventana aprendió a desarrollar crisis existenciales. Me digo, solo y trasnochado, que nada es eterno cuando un beso es una llave, por este asunto de creer que el cielo tiene puertas, que es una celda de oro donde se desnudan las musas y otras adicciones.
Ni Louvre ni nada que se le parezca se asemeja a las tormentas de los calendarios, ni el odio de los horarios, ni el perfume de los agravios mal habidos.
Llevo meses afinando mi narrativa durante horas al borde de la ventana, aún cuando Nicoletta sale a comprar revistas y periódicos europeos. Y en tantas voces que tiran las paredes se oye la angustia de preguntarse si lo que uno escribe apaña la soledad y logra tocarle el corazón a cualquiera.
Las actrices de teatro suelen ser muy buenas actrices precisamente, y según la filosofía Nietzscheana el rol del artista es justamente la de un actor. De reparto. Principal. Arlequín. Pero actor al final.
Los relojes de pared se me antojaron sospechosos, como si en las manijas caminaran hormigas o si en los numeritos hay algún secreto para la posguerra.
Y yo que nunca le he atinado a la lotería, suelo pensar que de entre tantos dilemas y entre tantas rimas consonantes de numerología, pueda atinarle a un gran número ganador.
En la cama ya no hay espacio para nada más, en el cajón de mi escritorio, que no es mío porque es del hotel, se esconde una tarjeta postal, una de orquesta ranchera, y otra de una floristería, para cuando en cuando me dé por traerle flores a ella. Traerle, porque aquí todo es al revés, en lugar de enviarle yo se las traigo. ¿Entiendes?
Y los papeles se desvelan, procuran acicalar la tentación de preguntarle si tal o cual soneto la describe muy bien, porque es un lío encontrar la palabra perfecta, la consonante adecuada, la sintaxis apropiada y las caricias breves para sacarle una sonrisa aunque sea en el baño mientras hace pis y lo recuerda. (¿Por qué las mujeres dicen hacer pis?) No sabemos querernos, nosotros hemos roto el paradigma, no creemos en el matrimonio y no nos dá por intentar creer. Preferimos improvisar puestas en escena imitando a Romeo y Julieta. Pero la causa es indefendible, nos despedimos al irnos a dormir como quien se despide del verano o del invierno. Las uñas con tono rojo y cortas, que ella muy bien las pinta, practican caminatas de parque sobre mi pecho, la respiración se hace cada vez más corta, más dulce y menos miedosa.
En la almohada, que huele a alcanfor, hay veintisiete sueños, y de esos veintisiete sueños, dos son repetidos, como sabiendo que no se puede ser del todo tolerante o arribista.
Las baldosas, queridísimas baldosas, que besan los pasos y son testigos fieles de la aventura sexual, aquella de hacer el amor en el suelo de vez en cuando, nunca viene mal romper con los horarios. Esas mismas baldosas, sabrá alguien a cuántos idiotas más han conocido, coleccionan puntitos de tonos marrones, como si fuesen lunares, como trenes de cercanías, que vienen desde muy lejos, como días lunes o días martes o días jueves o días octavos, porque el crucigrama apercolló los hilos de las palabras. Porque yo tan ateo, miserable y frío, procuro no dejarme llevar por ningún coche de bebé con algún caramelo, como esos que se disfrazan de besos sin ser pedidos. Más o menos como las letanías.
Sabemos que nada de esto será eterno, que pronto nos pedirán las llaves, y qué lindo es saberse en el cielo, aunque, por mi condición de lector voraz de filosofía, me hice la teoría de que el cielo es la misma cosa que el infierno de Dante, sólo que uno es de día y el otro es de noche.
Todo lo resumo como tal, y una de mis manías en dramaturgia es escribir de madrugada, con una lamparita General Electric sobre el escritorio, que ya no cabe llamarlo así, porque utilizo una máquina de escribir a pesar del toser de las teclas que se hunden despacito para que ella no se despierte. Diría el chofer de madame Paulette, que no siempre se puede complacer a una mujer. Seguro el tipo es divorciado. No hago la pregunta de si lo es o no, porque no lo considero elemental a éstas alturas de mi vida. Y así, suspirando y sabiendo que nadie es libre, porque cuando vas a un restaurante francés o hindú o cualquiera, tú crees que escoges un bife con total libertad, sin embargo ya te han pre escogido veinte clases de bife. Es una putada.
A las mujeres no se las escoge, ni se las aprende a querer como deberían, son diosas omnipresentes y desnudas que con sucia cautela te rompen la mollera con un bate de béisbol. Siempre he dicho que son como los gatos, seguramente por eso Nicoletta me preguntó la primera vez que hicimos el amor que si antes yo había besado a uno. Porque los gatos son así, los únicos animales que se autodomesticaron. Uno cree que es el dueño de alguno pero resulta que es él quien se adueña de uno. Vienen sólo para la cena y regresan a alguna cornisa o a algún basural francés.
Dentro del corazón sé que no hay esquinas para esperar a ningún autobús o ni siquiera al tranvía. Maravilloso. Y aquí llueve demasiado. Y no hay agua potable. Por eso hemos decidido no querernos con el corazón sino con la mente. Algo mucho más racional.
En Leipzig me contaron que las calles te dicen adónde llegar, como si uno necesitara consejos. Hijos de nadie, abuelos de la nada.
Por este motivo, he decidido proponerle a la italiana regresar a Guayaquil. Sé que no se acostumbrará fácil a la humedad. Pero nada es difícil. Yo me acostumbré al invierno de la menopáusica Europa, y solamente con un jersey y un sombrero. Han blanqueado mi piel los inviernos. Pocas veces lo noto, porque sólo me desnudo con ella en la cama y cuando sucede tenemos simplemente la lámpara de la calle para alumbrarnos, cosa que resulta muy romántica si uno quiere ponerse meloso. Y cuando tomo una ducha de agua tibia, me pongo a leer, así que no he notado en otras ocasiones el tono de mi piel. Y por antonomasia sé, que mi procedencia vasca me hace desde ya un blanquito más.  


               La noche de jueves fuimos a una pelea de box, entre Jean Cutí y Edward Van Rukpiera,  pesos pluma, estos muchachos deberían estar en la escuela todavía, o vendiendo salchichas con mostaza en las esquinas de Manhattan. Llevé un par de puros porque los cigarros no vienen mal para estas saliditas. Nos ubicamos en la quinta fila, en asientos cómodos y opacos, butacas de corte inglés y botones de a cuatro en los respaldares para que amortigüen a las espaldas cansadas. Estos herederos de Sullivan harían una orgía de golpes con las hermanas Bennett, sabiendo que no se puede golpear la nuca, patear al oponente, darle la espalda al contrincante, tropezar al rival, golpear bajo el nivel del cinturón, dar cabezazos intencionales o hacer uso de mañas u objetos inapropiados. ¡¿Qué mejor cosa describe así al amor?! Este savate de cuadrilátero se me hace muy conocido por relacionarlo con la cama.
Del lado derecho, tropezando codo a codo, está Mark Bosmél, dice ser periodista, yo no le creo. Y ese torpe maniobrar de tomar la Nikon y disparar con flashes, acomodarse el sombrero, preguntarme la hora, pedirme fuego para encender su cigarro, acomodarse la corbata, y más actuaciones propias de algún inapropiado enviado de Le Monde, me proponen salir por un trago de coñac. Amargo. Placentero. Ceremonioso. Dicho no por mí, sino por todas las cosas que aquí se han juntado, desde las butacas hasta los gritos y los hurras de los aquí presentes. Hip hip hurra. Bla, bla, bla. Baldes de agua fría.
Me he puesto a analizarlo todo, o casi todo, en la tarde a la hora del almuerzo, miraba a un pastor alemán en la calle con su dueño, y me preguntaba quién tenía peor suerte, el pastor por nacer perro o yo por nacer Rubalcaba. No sabré la respuesta, o quizá sólo creyendo en la reencarnación. Como todo lo que se cree y todo lo que se jura, para mentirnos un poquito y dárselas de muy intelectual, con lo mucho que detesto a los otros genios que se reúnen entre ellos en habitaciones privadas como si fueran sesiones de belleza en alguna pensión.

S
e mueve el piso como el techo cuando se lo mira desde la cama, ahora que empiezan a salirme canas tempraneramente, y en los bolsillos no hay más que pelusas. Supongo que a todo esto algo bueno uno debería sacarle. Besos de nadie. Instantes perecederos, angustias de otros, atún enlatado. En fin, cosas que no nos gusta contar porque a los números no se los puede querer tan de pronto.
Una tos de cigarro me despierta todas las noches, y cuando tose el pecho provoca vomitar la cena entera. Nunca he ido a un doctor, creo que debería. No quisiera yo morirme sin publicar al menos un primer librito, un poemario. Algo. Y ahí sí, morirme.
Cada palabra escrita trae consigo unas ganas tremendas de quedarse, porque tienen miedo de que se les facturen gripas y trajes a la medida como, digamos, cajas de madera. Hay un problema devastador con angustiarse, al igual que un problema devastador con encontrarse al éxito, porque si se lo encuentra uno deja de sentir deseo, dice la teoría Freudiana, y ¿Quién soy yo para refutar? Tengo una manía por quedarme quieto y pensar solamente en escribir. Y sé que un libro decente tiene no menos de doscientas páginas. Es por esto, y mis presentimientos de que algo sucederá tan de pronto, que persigo las ideas como un oficinista atrasado a un taxi por la calle. Por eso la recomendación a Julio de titular algo con El Perseguidor.

sábado, 8 de octubre de 2011

Amapola de cama.

Que no te cieguen los ciegos,
Que no te dé por dejar de fumar,
Que no te enteres cuando siento,
Que el corazón usurero paga muy mal.

Que no te pinten las pestañas,
Que no te digan que no,
Que no te ensucien la espalda,
Con años de venganza, que no te den un reloj.

Que no te regalen falsas nubes,
Que los treinta se dejen tocar,
Que los veintisiete de octubre sean siempre lunes,
Para volver a empezar.

Que se te pierda el mapa,
Cuando algún imbécil te espere en algún lugar,
Que no tenga abismos la cama,
Que te lleguen las cartas,
Que no te hagan dudar.

Que no te enamore Manhattan,
Que no te roben los sueños,
Que no sea un mantel tu falda,
Corazón valiente, que no tengas dueño.

Que no te regalen falsas nubes,
Que los treinta se dejen tocar,
Que los veintisiete de octubre sean siempre lunes,
Para volver a empezar.

Que se te desvele otro miércoles,
Que no te dejen sin ti,
Que vuelva indolente algún jueves,
Que cada mes sea septiembre,
Que nunca aprendas a sufrir.

Que no sueñes sólo de noche,
Que no te dé por desandar,
Que nunca te lleguen las doce,
Que no te deje el poeta,
Que los papeles se desvelen por llegarte a tocar.

Que no te apaguen la luz de los flashes,
Que no te encuentre la guardia civil,
Que no te alquilen un cuarto en Montparnasse,
Que no te saquen cuatro ases,
Que no te olvides de mí.

Que no te regalen falsas nubes,
Que los treinta se dejen tocar,
Que los veintisiete de octubre sean siempre lunes,
Para volver a empezar.

Que no seas consecuencia de causa,
Que no te empañen el cristal,
Que no termines sola La Náusea,
Sin que te la pueda explicar.

Que no tengan prisa los cordeles,
Que no te abandone la curiosidad,
Que no me pidan visa tus cuarteles,
Que las canas te sean siempre infieles,
Que volvamos a empezar.

Que no calques los demonios,
Que no te dé por dejar de responder,
Que nunca seas agua con sal para los odios,
Que algún día te dejes querer.

Que no te regalen falsas nubes,
Que los treinta se dejen tocar,
Que los veintisiete de octubre sean siempre lunes,
Para volver a empezar.

Que no te exilien las pupilas,
Que no te emborraches con merlot,
Que no se te haga vertical la risa,
Que el pecho encienda la chispa,
Que no tenga esquinas tu corazón.

Que el alcanfor se vaya de tu cama,
Que no te endulcen los aplausos,
Que no escuches cuando ladran,
Que no te duelan los pies después de cada jornada,
Que no llores sola en el armario.

Que no te llegue nunca el después,
Que no te bese la nuca la noche,
Que no encuentres ningún juez,
Que no se te arrugue el jersey,
Que en la cartera no entren los soles.

Que no me sientas en duelo,
Que no esperes un taxi en Tel Aviv,
Que no busques aviones procurando vuelos,
Que seamos sinceros,
Que todo es aquí.

Que nunca digas nunca,
Que no te mienta la verdad,
Que no te hagan ole las musas,
Que no encuentres excusas,
Que a tu florero el invierno no sepa llegar.

Que no me mates como al toro,
Que no encanalles la madrugada,
Que no te pierdas por otros,
Que no te toquen los tontos,
Que mis dedos vuelvan a tu espalda.

Que no te regalen falsas nubes,
Que los treinta se dejen tocar,
Que los veintisiete de octubre sean siempre lunes,
Para volver a empezar.

sábado, 1 de octubre de 2011

El corazón

El corazón es un hijo de puta buscando a su madre,
Un cabrón queriendo enamorar a quien no conoce.
Viene vestido de frac y revolver siendo un cobarde,
Le falta todo y sin embargo se le antoja derroche.

El corazón mira desde una ventana los filos del viento,
Bebe un trago de Johnnie en las rocas antes de embarcar.
El corazón endiosa a cualquiera sabiéndose ateo,
Despistado como un lunes fumando hash.

El corazón mira sobre las alas las nubes impares,
Va cargado de coraje, bronca, y despecho.
El corazón endulza su café con besos de nadie,
Si supieras lo que hice por venirte a ver, no tienes derecho.

El corazón es un campo de golf para banqueros en bancarrota,
Sabe bien que si viene y te vas es un trueque vulgar.
Si querer es una guerra ganada que sabe a derrota,
Para los besos caídos no cabe un sitio más.

El corazón se desnuda la espalda con frío y sin broche,
No sabe de números y ya quiere sumar.
Si no quieres que te tome por aventura de una noche,
Hazme el favor, mon chéri, no me tomes igual.

El corazón es un terrorista muerto de miedo,
Traficante de besos conservados en alcohol.
Sabes bien que aunque mienta yo nunca miento,
Quien mató a Aquiles no fue la flecha, fue su talón.

El corazón tiene citas de sexo en cuartos de hoteles,
Y el que disfruta la cena no es él, sino un impostor.
El corazón sabe que la prudencia a ratos es imprudente,
Le importa poco la carrocería Porsche de la niña, quiere sólo el motor.

El corazón se muere de hambre mirando la sopa,
Sabe que mejor se escribe en ayuna y con frío.
El corazón esta noche se emborracha y sale con otras,
Cansado de nada y de todo, de amor y de hastío.

El corazón tiene prisa y antojo, camas sin verbo,
Lapicera Montblanc sin papel adónde escribir.
El corazón es una bomba suicida latiendo en el pecho,
La verdad más mentirosa que ha podido existir.

El corazón escribe al revés leyéndose espejos,
Se quema los ojos de madrugada apuntando a Sartre.
Por poco resulta que se cruzaron en el cielo,
Suele pensar que ella no se deja querer.

El corazón está harto de jugar a los dados,
Toca el piano en una cancha de rugby con nieve.
El corazón está harto de masturbarse como el sol al verano,
No te puede leer una vez al mes, los ojos no sienten.

El corazón se siente extraño estando con otra,
Esa noche vio en otro tatuaje a la gata con su flor.
Duró quince en la cama, terminó con sed y en coma,
Ella duerme en otra ciudad, no se entera de quién el calor.

El corazón fue por agua, regresa y ya estaba dormida,
Toma asiento y empieza a contar los besos mal hechos.
El cuarto número diez huele a desvelo con nicotina,
Mientras el rio que está muy lejos lo putea en arameo.

El corazón tiene alas de avión con hilos de cometa,
Las cintas de Chaplin y Keaton le resultan familiares.
El corazón ya no ve diferencia entre pregunta y respuesta,
Empieza a sospechar que convergen en signos interrogantes.

El corazón es hincha de un club que juega en segunda,
No me hagas caso, qué más da si no quieres oírme.
El corazón no vino a tocarte como esponja en la ducha,
Vino a caminarte o perderse, en resumen, vivirte.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Mientras mirábamos el techo

Corazón de Almodóvar, quiero decirte algo
Después de los besos ahogados por Madonna en la cocina,
Las arrugas en la ropa me saben a descaro
Como los lunes por mandonas de oficina.

Corazón de Chanel, quiero decirte algo
Después de besar tus piernas debajo de la cama,
Las estaciones de ayer me llegan a ningún lado
Para hacerle un caramelo a la nieve en tu espalda.

Corazón de entremés, quiero decirte algo
Por tu mutis en el foro y el liguero de lentejuela.
Cintura de Buñuel, me hacen luces los faros,
Después de joderme yo, sin encontrar a mi princesa.

Corazón de naipe, algo quiero contarte
Por el cariño que te cogí tan de prisa, como al ingrato futuro
Me sabe a serpentina en la playa tu cola de Alpes,
El amor es una fiebre de schnauzer sentada sobre el mundo.

Misa pagana, tu blanco de flecha sigue fértil
Mientras mi arco está estirado sin poder responder.
Lánzate de un paracaídas conmigo a una pista estéril,
Donde se maten los patanes que te besaron ayer.

Corazón de arcilla, voy a contarte algo,
Sobre mi desvelo por soñar dibujarte con tiza.
Para el amor no tengo bolsillos y se me enfrían las manos,
En la cintura otro dragón, que escupe fuego a las letanías.

Eco de tranvía, voy a contarte algo
De las noches sin dormir por mi nariz alegre.
Dedos en la fila que quieren jugar a los dados
Con tus muslos abiertos sin visa ni papeles.

Corazón de agenda, un día te cuento
Que se me apaga la hoguera en la estación del sol.
Hay espacio en la sala para otros enfermos
En la puerta dice duda, y aquí atiende la razón.

Tus secretos de cama y tarjeta de mimbre
Me valen más que el record policial.
No me tomes, tontita, por pibe.
No te cegarán los ciegos si conmigo te vas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ultranza

Tenemos cita, vino, habitación.
Terraza, living, descorchador.
Papeles, pergaminos, ultranza.
Aranceles, caminos, cama de dos plazas.
Risas, charla, Monet.
Prisa, venganza, mucha piel.
Cortinas, tabaco, la noche,
Cenizas, trabajo, condones.
Copas, almohadas, embriaguez,
Lunares, pecas, anteayer.
Sexo, droga, rocanrrol,
Peros, comas, desabotonador.
Aviones, huidas, chofer,
Canciones al filo de la cama al amanecer.
Cirrosis, hambre, desvelo,
Cerveza, agenda, destierro.
Mucama, facturas, zapatos,
Babydoll, tanga, abrazos.
Tachones, ventana, atraso,
Lámparas, terciopelo, estragos.
Besos, ganas, repetición,
Orgasmos, escaleras, ambientador.
Cortázar, Almodóvar, más vino,
Ducha, tevé, escalofrío.
Mesa, desnudez, hastío,
Muerte con ganas de suicidio.
Madrugada, Mac, luz,
Bajofondo TangoClub.
Felonías, sueños, ilusiones,
Armonía, bocas, pezones.
La rubia, el antipoeta, las razones,
Valijas, el sol, las doce.
Semen, musa, aeropuertos,
Eres, somos, seremos.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Porcelana de Tonkín

Entre diosa y ateo,
Entre besos y cama,
Entre dos genocidas
De habitación imperial.
Entre un carcelero,
Al filo de la ventana,
Entre sus piernas de esgrima,
Y dos copas de más.

Entre caricias a sueldo,
Girasoles que matan,
El paraíso en sus pechos,
Con fuego infernal.
Entre quiero y no quiero,
Desvelo con ganas,
Entre sus muslos abiertos,
Candados de libertad.

Entre no te enamores,
Touché a la respuesta,
Entre zapping de amores,
Que caen por las escaleras.
Entre su sudor francés,
Clítoris sabor frambuesa,
Entre un darlin, ne me quitte pas.

Entre relojes y verbo,
Cruzando las piernas,
Entre dos rascacielos
Haciendo un trío con el mar.
Supe con tristeza,
Que llegaba el momento
De salir de su cama
Sin querer despertar.

Entre dos adoquines,
Un taxi, tres piernas,
Entre un karma fetiche
De nada, de más.
Porcelana de Tonkín,
Su espalda, sus caderas,
Supe que llegaba el momento
De salir a llorar.

Entre un zaguán colonial,
Y fiebre de alfombra,
Entre tacos de aguja,
Y pomelo en la nariz.
Entre edredón de alquitrán,
Y con un beso en la nuca,
Supe con tristeza
Que llegaba la hora de huir.

Entre sucios y herejes
Jabones sin dueños,
Entre un aeropuerto
Como cama de gente por venir.
Entre Numa Pompilio,
Y un beso en el cielo,
Dejé en su cama, desnuda
A la porcelana de Tonkín.

5:52am, Hotel Mansión del Río.
Cuando los catorce de febrero son catorce de septiembre.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Nubes de alquitrán


Nubes de alquitrán
Day y yo somos amantes sobre papeles,
Day y yo huimos de ningún lugar.
Day y yo, dos tiras de sorbetes,
Day y yo, cubos de hielo que no saben sumar.

Day y yo besamos los espejos,
Day y yo calcamos la pared.
Day y yo, todo menos menos,
Day y yo, versos sin querer.

Se peinaba el corazón, la muy coqueta
Con una bincha de Madeimoselle Ámsterdam.
Piel con parques sin resbaladeras,
Suben y bajan sus ganas de besar.

Nieve en el baño con camas dolientes,
Oficinas obesas con tronchas de tevé,
Espaldas sabor a menta en el bolsillo,
Te quiero por si las dudas, como ganas de toser.

Day y yo mordimos el anzuelo,
De los días mal paridos, como clavos en suicidio.
De las almohadas como puertos,
De las caricias al sexo sentido, descensores al cielo prohibido.

Day y yo sabemos que somos nada,
Day y yo jugamos al gato y al ratón.
Day y yo hacemos el amor siempre al alba,
Cuando en ciudades distintas escribimos al borde del colchón.

Este vasco, sola y llorando la encontró,
Como sudan las botellas de Ginebra,
Secaba con sus besos el sudor,
Del zeppelin de amor entre sus piernas.

Con su bolso en la cama,
La agenda de la mañana para no desvariar.
Planeamos el encuentro,
Con daños a terceros, de las nubes de alquitrán.





domingo, 4 de septiembre de 2011

Hojas de Soho

Cuando te asomas a una alcantarilla fumando colillas en hojas de Soho,
Cuando es un alboroto besar sin transbordo en la esquina.
Cuando te muerdes la lengua dejándome en quiebra de noche,
Cuando eres puritana con rabito feliz y carpetas manila.

Yo tan seco, tú tan florero.
Tú tan Montera, yo tan torero.
Tú tanta hostia, yo tanta cocaína.
Yo tanta calle, tú tanta limusina.

Cuando sabes a verano y yo tan caliente,
Cuando diente por diente son pie de notas de los diarios.
Cuando en los armarios se arman los vaivenes,
De besos ahogados con puentes de secretos oxidados.

Yo tan faquir, tú tan derroche.
Tú tan de aquí, yo tan sin dónde.
Tú tan bluejean, yo pantalón de pinzas.
Yo tan sin ti, tú tan solita.

Cuando apunta la escopeta del idiota de Oslo,
Cuando entre nosotros hay más crímenes que narcos.
Cuando cierra la espalda porque hoy es muy pronto,
Cuando la noche de sábado es un condón apolillado.

Tú tan cómo, yo tan por qué.
Tú tan mañana, yo tan de ayer.
Tú tan Rocamadour, yo tan cerveza,
Yo tan nicotina, tú tan cereza.

Cuando salen y purgan los versos en desuso,
Cuando «Trasnoche a lo sumo» es todo menos mero contrato,
Cuando paso a paso te escondes los dedos,
Del juego precario de los dioses, pandilla de vagos.

Cuando el sudor es un trecho muy corto y estrecho
Cuando el cielo es al revés del infierno, un cliché malogrado,
Cuando hay parasoles encima de la cama,
Cuando las alpargatas se suman a tus labios.

Me piden visa en los moteles, por haber dejado un cheque un blanco,
No encuentro rimas ni mujeres, que besen como besan desencantos.
Dejando a un lado los parasoles, llegando solo y desarmado,
El poeta endulzado con azúcar, es un idiota mal atado.

domingo, 28 de agosto de 2011

Trasnoche a lo sumo

Una rubia me espera en Manhattan,
En el vagón número 3 a ninguna parte,
Besos impares en bitácora,
Se muerden la boca, candados y llaves.

Ray–Ban Wayfarer para disparar el verano,
Quince días, vacaciones anuales,
Agua mineral en el camarín a diario,
Los domingos la besan mis dedos, puntuales.

Mientras leo el periódico:
Aman las putas,
Lloran los peces.
Brindan cicuta,
Trincheras rebeldes.
Votan los ciegos,
Conducen los burros.
Alfileres inciertos,
Trasnoche a lo sumo.

El mundito contado al revés, que no se vende,
Llegó tarde a su cartera junto al rímel de labios,
Qué par de idiotas, yo y mi subconsciente,
Bolsillos sin alma, nones de agravios.

Mientras leo el periódico:
El papamóvil se estaciona en Madrid,
Como un Porsche en Calcuta,
Cae nieve en Guayaquil.
Un cabronazo se dice poeta,
Me miro al espejo, soy yo quien se entrega.
Subastan Louvre,
Huele a verano.
Nebot es un diez,
Palacio es un santo.
Riman los días,
Camas ajenas.
Gastan saliva,
Falsos profetas.
Tinoco no cobra por entrevistas,
Se frotan las manos,
Libertad de mentiras.

Arregui y su guerra a la anticoncepción,
Bajo la sotana hay más de un condón.
Tarjetas idiotas,
Centrales de riesgo.
Cobran con años,
Pagas con sueños.
Muerte de cuna,
Con duermevelas.
El que no fuma,
Se pierde un poema.
Lunas en blanco,
Se paren estrellas.
Apuestan zutanos,
Póker sin reinas.
Lluvia de soles,
Medias de nylon.
El sexo corrompe,
Se esconde el armario.
Plumas fantoches,
Mujeres de luto.
Siempre es de noche,
Carne de consumo.
Sale de día,
El insomnio en sicario.
Financian la CIA,
Chequeras de narcos.
Dios es ateo,
Bostezo de dandi.
Le importas un bledo,
Al Papa nazi.
El sistema vomita,
Conejos en jaulas.
Mentes postizas,
Carne enlatada.
Cada mañana,
Nacen bombas de mundos.
Ella en Manhattan,
Trasnoche a lo sumo.

domingo, 21 de agosto de 2011

Crisis parricida

La noche en resaca abre su oficina,
Son las ocho en la Bolsa de Nueva York,
Europa con hambre se masturba en una limusina,
Marca Range Rover sin matriculación.

Esperan cuatro luces en la esquina,
Y el dealer que droga con religión y tevé,
Metiendo un par de vidas en su alcancía,
También se meten coca los de arriba del jetzet.

Hay putas que cobran por adelantado,
Y otras que prefieren cuotas de cenas, discotecas, y cliché,
Trayectos a moteles que no pesen tanto,
Besos de nadie acomodados en la pared.

Meretrices de pago y postpago,
Camas suicidas, rutina de papel,
Ceniceros con hambre y contrabando,
Traficando cuentas de arancel.

Hay crisis mentirosas,
Trampas del sistema,
Lagunas borrosas,
Pastillas sin recetas.
Hay crisis de la CNN,
Apátridas y parricidas,
Banqueros en coches de bebé,
Te dan un guiño y se matan de risa.

Tacos de aguja tatuando la calle,
Torea la zurda, ideologías de carnavales,
Al fondo, a la derecha, están ciertos camaradas,
Con casimir inglés y cohíba,
Revientan las bombas en Bosnia y en Libia,
Caen los gringos en default por andropausia.

Nada es coincidencia, Darlin,
El mundo se mueve según la demanda.

Un café, dos de azúcar,
Pasemos a otro tema.

domingo, 14 de agosto de 2011

Sin querernos, todavía.

Escribí con colillas en la pared
Causas encausables de un corazón en el placard,
No me interesa si dios existe o no existe,
Para mí dios no es, tal cual.

Sábanas de piel,
Tan sucias como los espejos de ayer,
Sucursales de cenizas y fernet,
Lágrima dulce para azúcar de café.

La soledad es probarse espejos,
Soledad de ellos fornicando en masa.
Desvaría la rutina si le ponen ocho días,
Venden la guerra los vendedores de armas.

Soledad es que te premien sin tú saber por qué,
Asumir el miedo de los otros como exilio,
Dibujar un corazón con tiza roja en un sostén,
Traspapelar los calendarios, escribir al margen de lo leído.

Yo no quiero una novia aburrida,
Abogada y con guardia civil,
Yo prefiero que salgas del armario
Disfrazada de pecado
Y que no me dejes dormir.

Depilar los complejos como el bikini,
Mientras los besos se mueren de celos detrás de la puerta,
Escribiendo en dictados las caricias,
Que te largues muy lejos y te olvides de mí.

De mis adicciones, de mis promesas,
De mis ganas de huir a ningún lugar,
Mi fobia por los Bancos, de mi letra mal hecha,
De mi pasaporte caducado a la hora de viajar.

El cielo es un coñac en la esquina,
No le gusta hacerlo en el diván,
Se pierde en discotecas como yo en librerías,
Odia el macchiato y ama el caviar.

domingo, 7 de agosto de 2011

Il pagliacci es un cavaliere

Hace un viernes escogí
Entre novia y papeles,
Que se hacen cenizas torpes calientes
Y se duchan con frappé.

Entre besos y taxis,
Cartas y visas,
Condones con sudor frágil,
Sueños que saben a cantina.

Los únicos que besan mi boca son mis cigarrillos,
Y una almohada que da la espalda y no sabe besar,
Conversaciones de otros, conmigo mismo,
Il pagliacci es un cavaliere.

Fidelidad es libertad con sobornos,
Y el corazón un rojito cabaret,
Las mariposas estacionadas en el centro de tus piernas,
Darlin, il pagliacci es un cavaliere.

La tos que me arruga la voz,
Las serpentinas de las fiestas de nadie,
Los sonetos que se hacen canción,
Y se cuelan por las caderas del aire.

Pero la noche cobra caro,
Y el enfisema me vendrá a buscar,
A la mierda el Nobel, yo quiero tus medias de nylon,
Baby, il pagliacci es un cavaliere.

Ahora que los besos saben a dólar,
Y catorce de febrero son filas en moteles,
Ahora que se purgan las semanas y las horas,
Ahora que somos todos, menos ustedes.

Ahora que alquilan vidas en Internet,
Y cualquier puta sale en la tele,
Y la calle es maestra de consortes
Ahora que en Trípoli destripan los inocentes.

Y si muerdes mis pecas mientras te limas las uñas,
Llenando cromos de álbum de figuritas,
Como la OTAN y su ejército de prostitutas,
De la crisis con cinco gordos que la manejan desde arriba fumando cohíba.

Como dicen mis amantes,
Que pago por besar.
Que abotono mi camisa preguntando recién el nombre,
Para no volvérmela a encontrar.

Y me hice catador de otras bocas
Sommelier de faldas ingenuas,
Cocaína para las que me tocan,
Esnob para besarme a cualquiera.

Porque espanto los caramelos y las novias,
Por el coñac que delatan mis ojeras,
El corazón es un violador de monjas,
Cosita, il pagliacci es un cavaliere.

domingo, 31 de julio de 2011

LA NOTA QUE LA PRENSA ESCRITA NUNCA PUBLICÓ EN QUITO. MARZO 2011

Aquí lo comentado, me reservo el nombre del medio y de la periodista, ya no vienen al caso. A continuación las respuestas sin preguntas:


-Seguramente ya habían escuchado la expresión de “el mundo, contado al revés”, pero lo que usted tuvo fue un deja vu, yo nunca la había escuchado y el título de la novela lo descubrí después de beber whisky con mi padre y un amigo suyo que es profesor de filosofía. El término radica en contar algo desde el final, es decir, contar desde la muerte hasta el nacimiento, aunque el desenlace tiene un toque de muerte, pero no quiero hablar mal de quien lo escribió, porque el verdadero autor sigue allí adentro escribiendo, y como dijo Onetti: “no es elegante hablar de los colegas.” 

-No me considero ni poeta ni escritor, aun no, sólo cuento cosas, doy el primer paso, el resto es del lector, yo no vine a recitar diccionarios ni a mencionar a García Lorca, ni a salir en la foto de ministerios o secretarías de cultura; mi posición cultural y política es permanecer al margen, quizás después me involucre, pero por ahora sólo miro de lejos las cosas, eso si, atento siempre, y cuestionando todo lo que pase, para eso estamos los intelectuales, ¿no? -¿Influencias? Muchas, el libro que marcó mi vida fue El hombre mediocre de José Ingenieros, si, ese era el apellido de aquel filósofo argentino de los años veinte, no escuchó usted mal; y bueno, aquel libro lo leí a los quince años, me cambió la vida, me mostró que los ideales sirven, y de hecho aun lo practico. Es mi biblia, además de otras cosas.

-Presentar mi libro en otros lugares es divertido, en Quito por ejemplo, me fue bien, veinte personas en un auditorio no esta mal, tomando en cuenta de que allá nadie me conoce. Perdone, señorita ─nombre de periodista que fume enfrente suyo y que beba tanto café, pero me ponen tenso las entrevistas. 

-Dicen que tengo un estilo marcado, no lo sé, en todo caso, lo que funciona es la admiración hacia el entorno, yo soy un tipo extremadamente enamoradizo ante el teatro, la poesía, cosas así. Releí mi libro una vez, y lo guardé en el fondo de mi biblioteca porque me dejó una semana sin escribir; la novela es buena, pero sólo fue una muestra de una parte mía, la parte del cursi. Me gusta más Prozac, el libro que publicaré este año. 

-La cultura ecuatoriana debe dar un giro, en todo sentido, mire usted, desde la música hasta la pintura, mientras René Pérez Joglar da un mensaje de despertar, aquí nos conformamos con Fausto Miño y Betancourt, sin desmerecer sus esfuerzos, pero ¡por amor de dios! Digamos algo, seamos protagonistas de algo, cuestionemos algo, no seamos rebaño de empresas, salgamos en el mapa. Ecuador es un país tímido, con aficiones por cosas caducas y consumista al extremo. Mire usted, aquí un par de tetas brasileras y un bailando por un sueño tienen mas protagonismo que cualquier otra cosa. 

-Las ferias de libros aportan, pero seria más sensato si se produjeran convencidas de una misión u obligación con el país, mas no guerra de votos o dólares, haciendo un paréntesis: ¿Ha notado usted que dólares y dolores suenan casi igual? ¿Por qué será? Cerremos paréntesis, el caso es ese, mire, seria más lindo si no supiéramos que en el fondo es una guerra campal entre empresa privada y gobierno, pero al menos tenemos un punto que atacar. 

-Si, me gusta hablar de todo un mucho, hasta de fútbol, soy barcelonista confeso, y el barcelonismo esta hecho para quienes nos gusta sufrir, no para cualquiera. Soy hincha también del Barcelona catalán; el primer directorio honorario del Barcelona guayaquileño estaba conformado en más por los catalanes Onofre Castells y Valentín Sala Piqué, así que hay que seguir la historia. Me gusta conocer muy bien la cultura, procuro no leer lo conocido, sino lo poco conocido; eso también es una desventaja para el resultado de ser un escritor famoso, no me gusta leer a García Márquez, prefiero leer a Bolaño, no me gusta Neruda, prefiero a Papasquiaro, no me gusta Deepak Chopra, prefiero a Nietzsche, no me gusta la historia de los textos universitarios, prefiero a Eduardo Galeano. En fin. 

-Esto de las tecnologías ayudan un poco, me resultó sospechoso que Obama se reuniera con Zuckerberg y gente de Yahoo y Twitter unos días antes de estas revueltas en África. Y si tocamos un poquito de análisis macro político podremos destacar que el intervencionismo yanqui esta a flor de piel. 

-Esta más que claro, en Egipto hicieron mutis los gringos, Mubarak era su aliado, pero en Libia no, donde hay una red de agua dulce y petróleo debajo de su territorio atravesando el desierto, los gringos ya mandaron sus tropas al Mediterráneo, esto es así madeimoselle, guerra de intereses. El mundo es un mercadillo gigante. Que la ONU, la OEA y la OTAN se vayan al quinto infierno. Pero sepa usted que no soy fan de Gadafi, soy izquierdista, pero no soy bruto, sé que Stalin fue el espejo de Hitler, sé que Gadafi debe irse, sé que Cuba debe revolucionar su revolución. Sé que el MPD de izquierda no tiene ni el zapato, y que el presidente Correa debe estar atento a sus mandos medios. 

-El tema de la prensa me agrada tocarlo, estoy saliendo en radio todas las semanas en 98.1FM donde comparto algo de mi austera biblioteca, pero analicemos algo: ¿Crees tú que la libertad de expresión existe? Yo no lo creo, libertad para las instituciones, no para los individuos, seas gobiernista o anticorrea, es igual, y con la mayoría de la prensa pasa lo mismo. Así, sólo debes ser eco de la voz mandante, del jefe, nosotros somos muebles para ellos, no tenemos voz, sólo votos a su favor, para asegurar sus intereses, y recálcame la palabra sus, porque es la que cuenta, aquí no somos más que números gordos de lotería, y  tu existencia esta determinada dependiendo de lo que vendas, eres carne de consumo para el sistema. 

-Claro que podemos volver a temas locales respecto a mi obra. Y contestando tu pregunta, llevo una amargura, saber que he sido publicado en México y Colombia, saber que me leen hasta en Bruselas, y que al mismo tiempo llevo cuatro meses intentando publicarme en Portoviejo, mi ciudad natal, sin respuesta positiva, me llena de tristeza. Una amiga escritora, Siomara España, me decía una vez que así mismo es la cosa, que siga trabajando y que espere a ser un poquito más conocido, que pronto los manabitas se fijaran de mi; no estoy de acuerdo, los mexicanos y los colombianos tampoco me conocen, sin embargo publican mi obra, es una pena. Los manabitas tiene un grave problema paradigmático, son algo zombis, y yo tuve que mudarme a Guayaquil a los diez años, y me sirvió para bien o para mal, salir de ahí, conocer el mundo, viajar, darme cuenta de que el planeta no acababa en el Reales Tamarindos, y que Horacio Hidrovo no era el dios de la cultura manabita, es ahí a donde apunto, se supone que somos una nueva camada de escritores, pues bien, dennos la chance de salir a la luz, ¡hijos de magdalena!.

-Proyectos para este año tengo algunos, participar en la feria del libro de Guayaquil, quizá también en la de Quito, publicar Prozac. Por cierto, desde el domingo seis de marzo se me abrirá un espacio en la revista colombiana “Revista Cronopio” donde publicaré semanalmente poesía; si, volvemos a la pregunta anterior, pero bueno, vine a cambiar el sistema, si no les gusta lo que escribo, sigan inhalando su droga de rutina y prensarrosa. 

Mesalina

Una pastilla de alcanfor debajo de la almohada,
Un rojo tornasol de pregón por su espalda,
Dos billetes de veinte en boletos de ida a su cartera,
Agravios subconscientes, orgasmos fingidos para un poeta.

Un paraguas abierto debajo de la cama,
Una caricia de rímel hasta la comisura de su boca,
Un corazón sin muebles ni ventanas,
El palacio de Rubalcaba sin alfombras,
Un vidrio empañado, seis de la mañana,
Un desayuno de vino de cartón y rayas de coca.

El Monte Calvario de piel con estrías,
Eran sus caderas comidas por el frio y la gripa,
Que en retórica se besa la calle con minifaldas,
El lio de trabajar de madrugada.

Pezón de fresa, nieve en el bolsillo,
Hacerse a un lado del solipsismo,
Bufanda camorra, fantoches de ayer,
Se llamaba Carlota, la puta más triste del cabaré.

Y ni las pastillas debajo de la almohada,
Se hacían deprisa con tinta china de papel y amarga,
Qué día tan triste, nunca veía el sol,
Una foto colgada en la pared junto al corazón.

Una carta mentirosa con factura,
Un delantal de dudas, una canción.
Reina consorte de la calle,
Liguero sin atar, crucigramas en la nuca,
Dos piernas avenidas directas al rio Po.

Vedette de tele famosa por la carne,
Y yo por escriba, no sé quién llevaba la peor parte,
Del corsé del pan de cada día,
De reír mientras se llora por venderse como todos los mortales.

domingo, 24 de julio de 2011

Sine Metu

Como un detector de humo en Diva Nicotina,
Un hilo rojo de sombrero en muslo de monja,
Un corazón putón en una esquina,
Una sábana fría,
Una bruja sin escoba.

Como un dios sin alcahuetes,
Un centroforward sin gol,
Un romano sin corceles,
Un cáncer con emoción.

Como un pañuelo moqueado a reusar,
Un lunes disfrazado de esgrima,
Un cordón umbilical,
Directo a la biblioteca del suicida.

Como un escritorio sin escriba,
Un pasaporte fucsia,
Un poema en la oficina,
Un soltero sin astucia.

Como un roedor sin dientes ni queso,
Con colchoneta en la alcantarilla,
Que se chupa el frío con sonetos,
Y recita los poemas de Sabina.

Como un revolver disparando balas de chicle,
Un porro de dudas y desvaríos,
Un cliché de mentiras y fusiles,
La guerra de los Bancos contra tus hijos.

Como un empernado sin asiento,
Un portafolio sin folios,
Un abogado honesto matando el hambre a sueldo,
Un empujón al confesorio.

Como un espejo tripartito,
Un sicario de la CIA amigo de Fidel,
Un callejón con salida,
Mourinho compadre de Piqué.

Como un presidente sin tapahuecos,
Un epistolario con nadie,
Un bolsillo mal hecho,
Un rosario de charlatanes.

Como Don Juan Carlos cenando con Chávez,
¡Abdicad, dictador por genes!
Borbón vendehumo en el cielo,
Como un soldado sin cuarteles.

Como un sorbete para un Jameson
Sin hielo y con azúcar,
Es este poeta trasnochado y con anzuelo,
Contando con besos las pecas de tu cintura.

Como un Giralt noctámbulo en callejones,
Carnicero en barrio vegetariano,
Guayaquil con nieve en los parqueos,
Cilindros de amor en los armarios.

Como diva de playboy con moral,
Canoa cruzando rascacielos,
Dedos que juegan a penal,
Caminando despacito por tus pechos.

Como fumar tu pezón de Rembrandt,
Un pasocebra mirando el cielo cuando cruzas,
Un torniquete de sueños a lo celta,
Un Vargas Llosa leyendo en la ducha.

lunes, 18 de julio de 2011

¿ Quién inventó el rímel ?

Las mujeres no son cuartos vacíos, 
Son la vida eterna en cuatro horas.
No son versos tachados, 
Son el papel donde se escribe.

domingo, 17 de julio de 2011

El crimen de escribir sin una botella

Viña María, cosecha dos mil nueve
Vino merlot, sin cédula en la billetera,
No sabían cuándo el hastío se nos muere,
A todas las amaba aunque no lo supieran.

Academias de besos por televisión,
Sábanas sin humo en la guantera,
El orden corresponde a un desorden dominado,
El crimen de escribir sin una botella.

Valéry no la veía entre las persianas,
Ni se fijaba en el acento de las voces,
Le escribía con lapicera Mont Blanc,
Sin vises, sin ramas, sin abrazos precoces.

Digamos que esta vez era penal,
Que los ripios se confundían con claveles,
Ceniceros que la amaban de verdad,
Como juguetería sin juguetes.

Toreaba con el perfume las avenidas,
Se mordía la boca antes de besar,
Que los sueños no valen más que una mentira,
Y una mentira no es mentira sin verdad.

Viña María, cosecha dos mil nueve,
Playa con Hemingway en la portada,
Siete guaridas de moteles,
Vacíos como el amor por una coartada.

Muslos valientes contra el frio,
Calles sin nombre, sin saber a quien cruzar,
Nadie me quita lo malherido,
Menos mal que lo hizo muy mal.

lunes, 11 de julio de 2011

La mujer casada que fue mi amante

Ni virgen, ni puta en celo,
Ni verdad, ni te miento,
Ni cómo, cuándo, o por qué.
Ni condones, ni biblia de oficio,
Ni hambre de canibalismo,
Ni rayas de coca o hachís.

Ni rubia, ni morena, ni zurda,
Ni gata, cornisa, maúlla,
Ni persa, ni santa, ni sí.
Nombre hebreo, mano amiga de las braguetas,
La mejor compañera para el sexo y el dossier.

Lectora, no de revistas,
Bunbury, tacos, faldas, más de treinta visitas,
Parda como el atardecer de la epistemología,
Dulce y amarga como el café.

Su departamento era una esquina,
En Aprofe una oficina,
Conmigo era Simone de Beauvoir,
Janis Joplin para Cohen,
Yo, famoso aunque no me conocen,
Creyó en mí cuando nadie creyó.

Ni Sócrates ni apología,
Ni moteles ni tranvía,
Ni matrimonio entre los dos.

Ni Kierkegaard ni Regine Olsen,
Cabaré parisino, table, tarot, marido con cuernos,
Siempre le debí una canción.

domingo, 3 de julio de 2011

Crónica de la cajera del banco

Rubia como las Barbies de Al Pacino,
Quieta como las calles adolescentes,
Estudiada como el álgebra de los hilos,
Mordaz como los asuntos pendientes.

Transparente como el jabón de los pobres,
Sexy como las putas con pedigrí,
Cruel como el papel de los roles,
Ingenua como la agenda de abril.

Las ratas son felices con restaurant de madrugada,
Y yo me quejo por no saber su nombre,
Y los gatos del basural que bailan lambada,
Se cuelan sin dueño como el poeta por las noches.

Tierna como la coca del papa,
Inservible como el baño de las discotecas,
Son las perlas del «hola, ¿cómo te llamas?»
Son el rastro de las huellas digitales en la cremallera.

Suave como el gancho de Tyson,
Despistada como su saco azul,
Tímida como el frio de los aplausos,
Descarada como las lágrimas del blues.

Amanecía con café apurado, taxis, tarjetas,
Piquito de papi en la mejilla
Números impropios, tercos detrás del cristal de lentejuelas,
Arcaicos placeres, tele, calendarios, siete días.

Yo con la prensa de ayer, siempre despistado
Cigarro en mano, humo, nicotina, dolor,
De frente ella, pelo pintado,
Tacos de agujas, minifalda color crema, del otro lado el corazón.

El vacío entre los dos era Rembrandt embotellado,
Tildes diacríticas sin historia
Rímel en la memoria,
Quería olvidar al idiota que la había dejado.

Fría y quieta como las seis de la mañana,
Dócil como el pleonasmo del te quiero mucho
Perogullada, qué va, no hay cómo, me dije
Tautologías de taxis de labial, y yo quería ser su diadoco, su beso nulo.

domingo, 26 de junio de 2011

Pablito y mi pared

Oye María, ya son las seis
A levantar el quiosco
Ojalá vendamos más esta vez
Como la iglesia que trafica con opio.

El comerciante de arriba, el banquero de ayer
Me dejaron en la ruina
Desde Mahuad y la 6
En mi estero, en mi esquina un amuleto compré
Para que los perros de Nebot no me cacen esta vez.

Acuérdate de esa tarde de domingo
Se nos llevaron todo, hasta el mantel
No tenía pasaporte celeste
No era comunista, ni afiliado a la 6.

Sé muy poco de ser escuchado en la tele
Pero recuerdo bien ese abril del 86
De mi hermanito Pablito sólo tengo sus zapatos
Y un tiro en la espalda por pintar en la pared Alfaro vive, carajo

Pocos árboles quedan ya
En el país del emperador desayunan pan y Coca-cola
El estero más cagado esta
Ojalá este año de la vuelta Barcelona.

La ciudad es Francia con Napoleón
Cemento no come el pueblo
Pero no me mande a sus matones, señor Nebot
Sin antes decirle lo que siento.

Pero no me mande a sus matones, señor Nebot
Sin antes decirle lo que pienso.

Sé que no me escuchas, María
Detrás de la tapa de cemento no me sientes
Y quizás se pueda hacer la rabia y la ira
Una vela encendida contra el olvido de la gente.

Extraño tu café, María, tus abrazos venideros
Tus ganas de pelearla todos los días
Aunque acá, a veces nos tocó ir presos.

No sé qué hacer ahora, tanta soledad me quiere de a poquito
Tantos miedos, tanta hambruna
Tanta leche con cereal en la mente, en la mesa sobra lo que necesito.

Nos persiguen, siempre, en nuestra colmena, siempre
Quinientos años, María, ¿qué hacer María?
Tú muerta, yo un indio con cáncer, sin vida, sin pasaporte celeste.

domingo, 19 de junio de 2011

Lo Álava no quita lo Alcívar

Mi última pesadilla fue nacer,
Mi primera promesa fue mintiendo,
Mi última rutina fue querer,
Mi primer amor fue Portoviejo.

Mi última mujer fue ninguna,
Mi primer motel fue Mi Casa,
Mi último beso fue a la boca de sangre de uva,
Mi primera iglesia fue un burdel.

Mi último amigo fue el espejo,
Mi primer héroe fue el Che,
Mi último te quiero fue un despecho,
Mi primera pregunta fue por qué.

Mi última huida fue al patio,
Mi primer avión fue a Nueva York,
Mi último hermano fue mi hermano,
Mi primera porno fue en canal dos.

Mi último aviso fue despedida,
Mi primer Caribe fue San Juan,
Mi último cielo fue a escondidas,
Mi primer soporte fue papá.

Mi primer poema fue Gabriela,
Mi última novia nunca me conoció,
Mi primer polvo fue con cualquiera,
Mi última esposa fue una ventana de avión.

Mi primer antricristo fue el papa,
Mi último libro fue Sartre,
Mi primera guitarra fue una espalda,
Mi último juez fue una mujer.

Mi última cama fue Quito,
Mi primer cigarrillo fue con luz,
Mi primer intento valiente fue un suicidio,
Mi última Marilyn fue Monroe.

Mi primer epistolario fue de Alcívar a un tal Álava,
Mi último soborno fue al reloj,
Mi primer suspiro fue una trampa,
Mi último punto y coma fue un putón.