domingo, 14 de agosto de 2011

Sin querernos, todavía.

Escribí con colillas en la pared
Causas encausables de un corazón en el placard,
No me interesa si dios existe o no existe,
Para mí dios no es, tal cual.

Sábanas de piel,
Tan sucias como los espejos de ayer,
Sucursales de cenizas y fernet,
Lágrima dulce para azúcar de café.

La soledad es probarse espejos,
Soledad de ellos fornicando en masa.
Desvaría la rutina si le ponen ocho días,
Venden la guerra los vendedores de armas.

Soledad es que te premien sin tú saber por qué,
Asumir el miedo de los otros como exilio,
Dibujar un corazón con tiza roja en un sostén,
Traspapelar los calendarios, escribir al margen de lo leído.

Yo no quiero una novia aburrida,
Abogada y con guardia civil,
Yo prefiero que salgas del armario
Disfrazada de pecado
Y que no me dejes dormir.

Depilar los complejos como el bikini,
Mientras los besos se mueren de celos detrás de la puerta,
Escribiendo en dictados las caricias,
Que te largues muy lejos y te olvides de mí.

De mis adicciones, de mis promesas,
De mis ganas de huir a ningún lugar,
Mi fobia por los Bancos, de mi letra mal hecha,
De mi pasaporte caducado a la hora de viajar.

El cielo es un coñac en la esquina,
No le gusta hacerlo en el diván,
Se pierde en discotecas como yo en librerías,
Odia el macchiato y ama el caviar.

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