domingo, 6 de noviembre de 2011

Julieta

Los sueños y alfajores desordenados en la cartera,
Las pestañas postizas y el listón en el pelo,
Con bisolvón en los labios y en la punta de la lengua,
Con la falda muy corta y siempre cruzando los dedos.

Con los ojos mojados y las piernas cansadas,
Cenas canceladas y psiquiatra que cobra por cobrar,
Cuando todo esto de amar tiene mucho de naufragio,
Como el caminito al baño desde la barra de algún bar.

Tanto balcón me aburre, Julieta.
Cada semana muerta con sudor infértil y salas de estar.
Tanto balcón me harta, Julieta.
¿Qué harás cuando se te pierda la llave del ventanal?

Resaca de lunes dejando un martes sin champagne,
Lunar con enchufes de filosofía y LSD,
Jueves sin luces y pastel de alquitrán,
Matadora de torero, ventana sin florero,
Muñequita sin su Ken.

Ya no estoy para ponerte el hombro, Julieta.
El ojo del faro también quiere irse a beber,
Como las cartas de amor que duermen en la heladera
Cuando llora un río para llover al revés.

Cada segundo es una semana,
Cada ataque de sobredosis, cada crisis de abstinencia
Cada Mesalina que me viene a visitar.
Cada colchón ajado, cada góndola en la bragueta,
Cada catador de vinagre queriéndote besar.

Julieta tenía esa pésima costumbre de arrepentirse
Al despertar sobre el pecho de algún fulano,
Se perdía un mes como monja en un cabaret de Shakespeare,
Y regresaba a llorar arrepentida a su armario.

Es habitual el despecho en las esquinas,
Lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Julieta es la primera en la fila de la romería,
Pero la última en irse cuando el cuarto está mojado.

Por Julieta yo jubilo a Al Pacino,
Con dramaturgia un día de tantos aprendí a mentir,
Cuando todos los viernes ilusionados se morían de frío,
Como el vestido fucsia que nunca le di.

Las mujeres son estados de ánimo,
Botones de la solapa que te abriga en verano,
Julieta pidió un taxi con pastillas de ácido,
Cuando supo que no era el otro lado del abismo, era el salto.

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