domingo, 24 de abril de 2011

Las minas.

Mejor descripción, el argentinismo “mina”
Mina de oro o mina explosiva
La gema del fondo del mar
De corazón en luces de neón, del pasillo del tranvía.

La gata me encuentra de madrugada en el basural
Me enseña a dormir sin cobijas, con tequila sin sal
Me enseña a fumar, diez para las diez
Me enseña a besar porque dios es una puta que cobra muy bien.

La blanca muy rubia como el sol de madrugada
Un cenicero vacío en el zaguán de los sueños
Mis besos en la sala de espera de su ventana
Es un soneto de Cha` Baudelaire con sábanas sin dueños.

Es un peón sindical de esos que dan guerra
Si el fondo monetario internacional el impero arrienda
Como los domingos de fantoche
En la noche con alquitrán
Lluvia de esperma llorando por detrás.

Y yo tan viejo, tan Peter Pan, tan soñador
Le dejo un beso
De a poquito en su colchón
Me calan los besos
De esos manchados en el corazón
Por vivir en destierro
Queriendo volver a los testículos de mi tatarabuelo
Para nacer a la vuelta de su casa de almidón.

Gata en la cornisa,
Gata en el sofá,
Gata en las noticias,
Gata no esperar.

En una ventanita al filo del tranvía
En una autopista con el corazón en contravía
Sueña con volver a danzar.

Como la risa del ciego o la daga de la rutina
En la noche alumbradita,
En las ganas de un verso
Que esta por eyacular.

domingo, 17 de abril de 2011

Cirque du soleil

«Este poema fue escrito un día de marzo, en la mañana con la luz en rojo de un semáforo, vi a una pareja de malabaristas que se ganaban la vida en las esquinas, mientras él jugaba con fuego, ella con un antifaz pasaba por las ventanas recogiendo las propinas, estaba embarazada. Supe que esto merecía una canción».



Siguiendo el destino Tonetti
El amor pintado y fuego haciendo aros
En semáforos retrasados
De artistas de espagueti.

La amaba el payaso
A ella y al que venia haciendo muecas en el camino
Había pensado en el suicidio
Renunciándolo cuando supo que al clown le venía un lapicito.

Si lo hicieron en la cama elástica, no lo sé
Si saltaron de la cuerda floja, no lo sé
Si el cuñado era el hombre bala, no lo sé
Que el titiritero de arriba les robó la carpa
Los dejó en telarañas
Dando saltos en el paso cebra
Aunque sea comer lenteja
Ahora que son tres.

El cielo es el guiñol
Títeres de hilos de mesa
La lata de los autos no tiene corazón
Cuando al pedir propina, les dejan vacía la cesta.

Si le ponen el corazón en la báscula
Con peso de relojes a lo balancín
Haciendo caritas de conde Drácula
Con el bombín en la hamaca de la espátula
En la esquina del barrio Chamartín.

Y obligado a terminar la jornada
En la oficina de la calle
Sin aire acondicionado ni cafecito a las diez de la mañana
Importa un carajo si masacran en Bosnia
Aquí lo que importa es matar el hambre.

Estos acróbatas en monociclos de amores
Que no aguantaron una noche de temblores
No había ni cuarto en los callejones sin condones
En la fría noche de abril.

Y aunque ella pudiera abortar al futuro Tonetti
Que muy bien pudieran ser dos
Como José y Manolo Villa del Rio
Ensayando para el número en el mismísimo Bellagio
Es al arte nacido en el lejano oriente de los chinos
Pasando por el Mar Caspio.

Si lo hicieron en la cama elástica, no lo sé
Si saltaron de la cuerda floja, no lo sé
Si el cuñado era el hombre bala, no lo sé
Que el titiritero de arriba les robó la carpa
Los dejó en telarañas
Dando saltos en el paso cebra
Aunque sea comer lenteja
Ahora que son tres.

Price, Padilla Ledesma, Ruso, Sarrasani
Atayde hermanos, circo de los horrores, Lowandi
Charlie Rivel, Alfredo Codona, Ángel Cristo, Harry Houdini
Eduardo Cardenal, Gaby, Fofó y Miliki.

domingo, 10 de abril de 2011

Duque de Windsor y Wallis Simpson

No soy el novio de mi novia, el hijo de mi padre, el blog amarillo de tus notas
No soy la basura en tu basural
El rímel en tus pestañas, el desorden del orden mundial.

No soy los papeles de los banqueros, la prensa con voces en eco
La cofradía al peor postor.

Soy el Duque de Windsor si lo que escribo es mi Wallis Simpson
Si mis amantes me echan de más y por menos a la orilla del Nilo
Mujeres que odiaban si al altar le huyo
Y me niego a la alegría de esa tristeza
Quizás por la cafeína dulce y lo correcto de lo absurdo.

No soy el puente entre en tus pechos, la diadema en tu pelo, tus medias de nylon
El reloj de bolsillo, el sucio entredicho de los hipócritas de la paz
No quiero lo que quiero por querer quererme un poquito más.

Aunque caigan rayos azules como el azul del capitalismo
Entre mi pecho rojo por el beso del sol
Y me censuren por decir lo que nadie ha dicho
Aquello de que la guerra es el espíritu de su dios.

Y me dan por idiota y musaraña
Pero idiota significa único, y musaraña tiene media palabra de musa
Y musa viene de museo, ¡y a la verga los museos! Son al arte la trampa
Que masturban tu cerebro los lunes por la mañana.

No soy el miedo de la oligarquía que mete hambre al poeta
Uno no se lo creyó y ese fue el malo Bob Dylan
Y desde Dylan hasta Sabina tocamos jazz con trompetas
Y escribimos con rabia y pluma de esgrima.

Hago guerra diciendo paz, como en el feudo que me toman por capataz
Y hunden el pecho, recto y erguido, “imbécil, aprende a obedecer!”
Y aunque niego lo que me niegan, madrugo para hacerles el pan
Y desayunarlos con el futuro de ayer.

No soy la libreta marrón que se acuesta a tomar el sol sobre la barra del café
Todas las mañanas a eso de las nueve en punto.
Fiel al silencio de los parasoles en desuso,
Que matan con aplausos a tu vacío neceser.

Soy la ofensa de aquellos, que gritan democracia y libertad
Que se esconden en los piolines de los periodiqueros, y dan la cara con antifaz
Soy el verbo de los caídos, la tilde de lo incorregible
La nana de la soledad.

No soy el quieto de los tablones, ni la carpa del circo
No soy el ciego de los mentores, de los sabios que a tu voto le dan un guiño
No soy la fila del banco, ni el semáforo de la rutina
Que se suicida de madrugada, se va a dormir y sueña contigo.

No soy la Santa Elena donde duerme el Napoleón que no soportan
A millas en ultramar del Reino Unido
Pero juzgado en inglés, cerquita de Angola.

No alimentaré la Royal Collection, ni muero si me niegan los sueños
Que para algo sirven los muertos, y es para darle vida a la historia
Y yo deciros la verdad.

No toco jazz en Diva porque me pedían un demo
Para salir en la tele hay que pagar
Y para pagar hay que hacerse el ciego.
Y volver a los coros de sacerdotes con pantalones erectos
Que dan de comer al hambre, dejando niños en la calle
Por la guerra a la anticoncepción.

Los mismos que atacan al artista
Y hacen gorda la vista
Cuando siguen abiertas las venas de la América infinita
De la patria populista que atacan desde Washington.

domingo, 3 de abril de 2011

Las putas de los comerciales.

Se ofenden porque digo y porque soy,
Se quedan los dueños sin propiedades
Como se ofende la madrugada cuando sale el sol orgulloso y fumando pipa.

Se mueren los nacidos cuando nacen,
Se paren los reyes por los ases
Y se esconden con desaire los puentes del tranvía.

Se miran los ciegos cuando escuchan,
Se topan las caricias en la estufa,
Se escriben cartas los perros que maúllan,
Se escapan mis besos de tu necio neceser.

Se suben por debajo de tus piernas,
Se acribillan los calendarios en el fondo de la billetera,
Se mutilan el clítoris las mariposas de la merienda
Que vuelan por el cielo de domingos ayunando coches sin cocheras.

Se filtran las lágrimas de los viernes
Cuando nace la semana.
En la mesa que se droga sin clientes
La vida que no avisa cuando pasa.

Se pierde el teatro en los cines
Y la guerra la venden los vendedores de armas.
Se suman las menos de las baldosas de los albañiles,
Se mueren de sed los besos cruzando la frontera de tu cama.

Se miden las reglas del desorden,
Se estrechan las manos los barcos que se calafatean
Donde dices que sí al que te lo propone
Porque te besan los tacos las aceras.

Se sueñan las oficinas con bikini,
Se miran de reojo las telarañas
Que emigran desde el café de tus adoquines
Caminando despacito por tu espalda.

Un fin de semana siamés
Que sangra tinta negra cuando tose
Empezando a dormir al amanecer
Como un famoso que nadie conoce.

Con el pelo seco y un velo de humo que salía del bolsillo
Vimos caer por las escaleras los complejos y la ropa
Que desnudan las dudas queriendo un suicidio
Y se parquean a esperar el autobús después del punto y coma.

Este Zidane sin copa y expulsado al camerino
Que escribe revancha dándole la espalda a los penales,
Como gitano sin circo y en exilio
Que vuelve cuando se va al país de los que mean en pañales.

Se esconden los marlboros con velo de novia
Que prohíben fumarse los drogos moralistas de la hipocresía inquebrantable
Y la menguante silbando una canción de Dylan en Estonia,
Porque no vendo como venden las putas de los comerciales.