lunes, 21 de diciembre de 2009

El mejor de mis secretos: Un florero en Madrid.


¿Qué sientes cuando ves a un preso detrás de una ventana de visita? ¿De dónde salen las canciones? no tengo respuesta sustancial para esos dos puñales sin filo.
La costumbre de estar detrás de un mostrador obligaron a este servidor ponerse en cuerda floja y ser aprendiz de telonero de circo, con afanes, claro esta, de preceder.
Arrancó la pagina 63 y la armó con sus credenciales, las tomó con rabia pero sin sorpresa, las puso sobre la mesa de cristal y fue haciendo retazos de coca, llevándome al suspiro y a la aspiración suicida, pero raro, no le doy importancia ya, perdió la capacidad de sorpresa.
Cuando dije que regresaba el Moscardón no me refería a la vuelta del sobrenombre de tarimas, o a los amplificadores y esas canciones crónicas. Hablaba del regreso del furtivo, de las noches sin dormir, de las terapias de Blues y nicotina, de los años salvajes.
Me guardé en la guantera este cierre de año, sofoqué los "será que soy yo el culpable" y puse en el paredón a tanta comida china y a mi Marilyn Monroe en medio de los dos.
Cuando dije que regresaba el Moscardón, hablaba en serio, este tipo de hace cinco años que no creía en nada más que en él mismo, y al final -y sin querer queriendo- me recargaron el revolver, que se dispara con todos, menos con mi parte natural contraria, y no sé bien porqué.
Tendré que escribir una carta severa a National Geographic dando mis protestas y haciendo las preguntas del caso.

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