domingo, 31 de enero de 2010

Aurora

---Aurora---
Soy un perro callejero
pero creo que no puedo ladrar
tengo rotas las venas, ya dejé de volar.
Son las seis menos diez
en mi cama duerme el tres
se espanta por la ventana la catedral y la fe.

Quiero tu falda, es preciso.
sí, aquella que me levantaste esa mañana
no te hagas la ingenua, que me derrito
por tus piernas endiabladas.

Se mujer una vez, deja de ser dama
que a la nobleza casi siempre
terminan cortándole la garganta.
dame diez momentos y encajes
solemnes de angustias y disparates
para tener presente en mi mente moribunda.

Lo mucho que me perdí de ti
como cuando te vi de lejos y no me atreví
y quiero tu frente marchita,
con sello y todo
quiero tu cuerpo, tu paciencia,
y el jarro en tu escritorio.

El café que te voy debiendo
te lo dejo en tu dormitorio
en la mesita de noche
donde seguro escondes
el primer Mundo que escribió un loco.

De las cosas que me quitas cuando te vas
sin rumbo, como siempre, volando va.
quiero tu risa tan simplista
tan sencilla, y tan tú.

Tu caminar acelerado, tu pelo castaño, tu rumba y tu blues.
Lo quiero todo, todo y nada.
escribir en tu piel.
doblarte las campanas, desangrarme en tu red.

Romper en canto y risa
tanto fragor,
verme contigo en el bar de la esquina
bebiendo del mismo vaso el licor.

Mi cama te ama, mi boca te mira.
lo mejor de aquella noche fue verte de caperucita
de mi pluma, de mi mano, de mi “lucha! corazón”
de tus sueños, mis despojos, tu dulzura, y mi carbón.

(Miguel Alavalcivar, en una madrugada de tantas,
para una mujer de pocas.)

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