lunes, 24 de enero de 2011

Carta valiente a una mujer que no pisa mi cocina

Yo, en viva apología
De muertes de cama
De tardes grises como de adictos a la cocaína
De raras mujeres llegando por nada.

Estúpido, inepto y mal jugador de póker
Loco entrañable de tabaco y whisky
Metiendo al corazón en un motel con puta en trasnoche
El corazón se me revela, me putea, me bloquea, me desconoce.

Y tu, imbécil y estúpida cliente de victoria secret
Y de canales de tele con Nebot en la tarima
Mueres si te digo que te sueño
Sonríes si te respondo que no eres mía.

Recoges el periódico por las mañanas,
Preparas un te de manzanilla
Cobarde, ingenua, señorita
Quizás cajera de banco
A lo peor antigobiernista
 De esas que no conoce ni en pedo a Sartre ni a Picasso
Pero habla de arte y de filosofía
De esas que llueven sobre mojado
Dejándome empapada la bitácora de suicida.

No sabe que existo
Y yo ahora le escribo, señorita
Porque ya estoy con las bolas hinchadas de tanto buscarle
De tanto tener sexo sin sentirla
De poco saber si usted conoce que respiro
Que lloro
Y que rimo
Buscando un par de ases
En el bolsillo viejito y maluco del saco que llevo
O en el ojal del sombrero que nunca tengo puesto.
Y de tantas fans anónimas que visitan mi correspondencia
Espero atento ver su nombre en mi guion.

Usted no sabe, muñeca,
Ni usted sabe que existo,
Ni yo que existo sin usted.



1 comentario:

  1. Ella no sé pero yo doy crédito de que usted no existe mas que en humo trasnochado, aliento de dipsómano y letras arrojadas al soporífero y manoseado unsinnig de la existencia, mujeres de sopor y coulotte de algodón talla S, que mencionan a Sartre en cada ataque anoréxico pero nunca leerán a Schopenhauer.
    No soy su fan y soy rara que llega por algo mínimo, leer un poema y dar fe que usted solo existe flotando entre sus literarias y bellas contradicciones. Tan poco contradecidas, insulsas y planas como las tontas que usted evoca en los suicidios de su cama. Me gustó su poema.

    ResponderEliminar