Nubes de alquitrán
Day
y yo somos amantes sobre papeles,
Day
y yo huimos de ningún lugar.
Day
y yo, dos tiras de sorbetes,
Day
y yo, cubos de hielo que no saben sumar.
Day
y yo besamos los espejos,
Day
y yo calcamos la pared.
Day
y yo, todo menos menos,
Day y yo, versos sin querer.
Se
peinaba el corazón, la muy coqueta
Con
una bincha de Madeimoselle Ámsterdam.
Piel
con parques sin resbaladeras,
Suben
y bajan sus ganas de besar.
Nieve
en el baño con camas dolientes,
Oficinas
obesas con tronchas de tevé,
Espaldas
sabor a menta en el bolsillo,
Te quiero por si las dudas, como
ganas de toser.
Day
y yo mordimos el anzuelo,
De
los días mal paridos, como clavos en suicidio.
De
las almohadas como puertos,
De
las caricias al sexo sentido, descensores al cielo prohibido.
Day
y yo sabemos que somos nada,
Day
y yo jugamos al gato y al ratón.
Day
y yo hacemos el amor siempre al alba,
Cuando
en ciudades distintas escribimos al borde del colchón.
Este
vasco, sola y llorando la encontró,
Como
sudan las botellas de Ginebra,
Secaba
con sus besos el sudor,
Del
zeppelin de amor entre sus piernas.
Con
su bolso en la cama,
La
agenda de la mañana para no desvariar.
Planeamos
el encuentro,
Con
daños a terceros, de las nubes de alquitrán.
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