domingo, 19 de febrero de 2012

Las libertades

De saldo y prepago,
De vinagre y de sal,
De taberna y salario,
De trote y cansancio,
De David y Goliat.
De lloriqueos y antojos,
De fantoche y anteayer,
De despecho y alboroto,
De rímel, sangre y somier.
De cama y de calle,
De iglesia y estadio,
De cada detalle,
De estrella que estalle,
De puerta, chapa y armario.
De adornos de mesa,
De esquina y de bares,
De bocas de frambuesa,
De huidas a otros lugares.
De conejitas de Playboy,
De casas de citas y veredas,
De escuelas a las que nunca voy,
De poesía mal hecha.
De Palermo y La Habana,
De Miami y San Juan,
De techo y de cama,
De Madrid con resaca,
De viñera en Tucumán.
De escritorios y moretones,
De machismo y de soborno,
De moteles y consortes,
De reyes, peones y trasbordo.
De gabinetes de gobierno,
De gabinetes de televisión,
De infelices que mintiendo
Dejan más de una canción.
De preguntas sin respuestas,
De puritanas con liguero,
De avenidas cuando el sol se acuesta,
De respuestas para las encuestas,
De propiedades sin dueños.
De noche y etiqueta,
De cocteles y entrevistas,
De hilo fucsia y pan de cada día,
De noche que se acuesta,
De frías oficinas.

domingo, 12 de febrero de 2012

Café Gijón

Como en el Café Gijón
A tiro y en ninguna parte,
Nostalgia es revisarse el corazón
Como a la billetera.
Me hacías con la mano
Como queriendo encontrarme,
Plantando un beso despechado
Que cada noche antes de dormir despido en la cajuela.
La toalla en el pelo y las piernas con crema
Alfajores que juegan las cartas sin pestañear,
Como un gato sin paracaídas al filo de la cornisa
Abriendo un libro de Gabriela Alemán.
Ten cuidado de los perros que se niegan a ladrar,
De los diarios que suelen imprimirse un día después,
De los marineros que miran la luna por detrás,
De quien dice que hubo mejor que el culé.
Te quitas la ropa con el pompón repleto de dudas,
De si casado o cocainómano, de si austero o infeliz,
De la vida colgada como mar sin espuma,
De los ratos muy cortos sin tu pedigrí.
Y si de pronto movemos los dados,
O te da por regresar y abrir mi persiana,
Y con humo de taxi me sueltas la mano,
Quemándome el pasaporte con fosforera anestesiada.