sábado, 26 de noviembre de 2011

Desconfío

Desconfío de los ateos que endiosan la duda,
De las putas que hablan de amor,
De los poetas que se amontonan en la ducha,
De las noches frías sin vos.
Desconfío de las rubias de televisión,
Del chicle en los caramelos,
De mi voz tan lejos de tu voz,
De las madrugadas sin Kafka en los aeropuertos.
Desconfío de las mesas con manteles,
De los artistas ahorcados con corbata,
Desconfío de las habitaciones de hoteles,
De la bendición en cheque del Papa.
Desconfío de las velas apagadas,
De los cisnes que no se quieren besar,
De mi boca con tantos besos en jaula,
Esos besos que te quiero dar.
Desconfío de mi cama si no abraza tu espalda,
De los truenos cuando afuera ya no llueve,
Desconfío de los trenes con paraguas,
De las agujas que inyectan y no duele.
Desconfío de los parches del corazón,
De la soledad que viene a visitarme,
Del amanecer tan sucio en el ascensor,
De mis ojos cuando no pueden desnudarte.
Desconfío de las enciclopedias en el congreso,
De los mártires que se vendieron al azar,
De los alcaldes que pretenden mandarte preso,
Por pintar en una pared un Rembrandt.
Desconfío de L´Oreal que aterriza en tus ojos,
De los museos con alarmas en las ventanas,
De los años que duran un segundo,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.
Desconfío del amor sin estrías,
Que a la larga es el único real,
De las chapas de las puertas que nos miran,
Sin saber bien por qué.
Desconfío ya de los amigos borrachos de los bares,
Del taburete color ciruela del café,
Desconfío siempre y nunca de todos mis males,
De que no te dé por quererme querer.
Desconfío de los callejones alumbrados,
Del amanecer que no es en tu pecho,
De todos los dogmas y de las caricias de gatos,
De ésta boca cuando no está anclada a tus besos.
Desconfío del brasier si no es en tu corazón,
De las amapolas si no están en tu pelo,
Si no es cuna para tu cuerpo, desconfío del colchón,
De la noche que muy bien conoce todos mis miedos.
Desconfío de las banderas feministas,
Del sol si no se asoma por los ojos de tu ventana,
De los retrovisores del alma que siempre nos miran,
Insisto, de mis manos lejos de tu espalda.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Rugel

Góndola en la luna, solita como ayer,
Paredón sin locura, quincena a fin de mes.
Carmín en servilleta, escapada de Louvre,
Poesía en tres líneas arropadas con jersey.
Escondida en los libros buscando su alfiler,
Sábado para el domingo, sueño olvidado de Buñuel.
Rinoceronte daliniano, mentira de verdad,
Tutú que no ama por encargo,
Sábana con espasmos de libertad.
Revolver sin balas ni quebranto,
Telaraña apuntando hacia el sur,
Boca con sabor a tango,
Tiza roja en los labios a contraluz.
Secreto en el bolsillo, beso esperando en el aire,
Desvelo malherido, fuego contra el frío de los parches.
Todas son ninguna en su cama, tilde de mi corazón,
El sol despertando en su cintura, y en la luna un girasol.
Janis Joplin del siglo XXI, vaso en la tormenta,
Antidoping para la tristeza de mi mundo,
Escuchó el susurro que dejé en una libreta.
Madrugada que no duele,
Beso en el cuello antes de dormir,
Ejército sin cuarteles, lunes para éste viernes tan gris.
Lunar en el cielo, pastillas para aprender a sonreír,
Taxi a febrero, piel en terciopelo ¡aeropuerto infeliz!
Piscina bajo la lluvia, más linda que Brigitte Bardot,
Me tomó de la mano antes que ninguna,
El sol despertando en su cintura, y en la luna un girasol.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Di

Sigues acostada en agendas y dudas,
Con todo por delante de la espalda,
Yo teniendo las respuestas y tú las preguntas.

Y cruzamos los dedos para volvernos a ver
Cuando es de noche y huele a oficina,
Que el celibato que traigo no duela de día.

La cortina de tus ojos sin pestañas,
Regresando el septiembre de tu revolución.
Porque siempre llovía antes de conocer tu cama,
Que no te caliente como yo el edredón.

Porque soy el trapecista en tu pecho,
El sueño que se acuesta con tu desvelo,
Un acertijo besándote en mis cigarrillos,
Que siempre duerme a tu lado derecho.
Aunque no soy lo que guardas en la alcancía,
Como viajes a Siberia o el hombre soñado de tu vida,
Pero ¿para qué soñar si somos reales?
Pagando los besos de nadie fiándome cada día,
Mariposas en la calle,
Calcando peros en el aire como pistilos que se suicidan.

Butaca al borde de la chimenea
Quemando a las caricias anarquistas,
Que tanto sueñan con el orden entre tus piernas
Al que se llega con aranceles de saliva.
Un Bellagio que se ahoga entre los dos,
En copas de ron y escalofrío, los besos escondidos.


Cualquier te quiero mucho es obsoleto,
Como si querer tuviera sastre a la medida,
Digo la verdad cuando miento,
Y es mentira que me envenene la nicotina.

Descorcha el corazón cuando llegue el otoño
Y extradítame como a un piano siempre de negro,
Porque el reloj me deja siempre tan solo
Mientras, contando los taxis, te espero.

Porque querer es un fósforo encendido,
Úsalo antes que llegue el olvido,
Somos el abanico abierto de Romeo y Julieta,
Mientras sean infieles las casadas con los poetas.
Y hagamos el amor sin sordina,
Con vino barato desnudando la cama de Lombardía,
Antes que aterrice con su sol la madrugada,
Y los reproches en el desbroche de tu falda
Perfumada con incienso,
Y la religión de tu boca genocida,
Empañando mi frente con tu liguero y agua bendita.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Julieta

Los sueños y alfajores desordenados en la cartera,
Las pestañas postizas y el listón en el pelo,
Con bisolvón en los labios y en la punta de la lengua,
Con la falda muy corta y siempre cruzando los dedos.

Con los ojos mojados y las piernas cansadas,
Cenas canceladas y psiquiatra que cobra por cobrar,
Cuando todo esto de amar tiene mucho de naufragio,
Como el caminito al baño desde la barra de algún bar.

Tanto balcón me aburre, Julieta.
Cada semana muerta con sudor infértil y salas de estar.
Tanto balcón me harta, Julieta.
¿Qué harás cuando se te pierda la llave del ventanal?

Resaca de lunes dejando un martes sin champagne,
Lunar con enchufes de filosofía y LSD,
Jueves sin luces y pastel de alquitrán,
Matadora de torero, ventana sin florero,
Muñequita sin su Ken.

Ya no estoy para ponerte el hombro, Julieta.
El ojo del faro también quiere irse a beber,
Como las cartas de amor que duermen en la heladera
Cuando llora un río para llover al revés.

Cada segundo es una semana,
Cada ataque de sobredosis, cada crisis de abstinencia
Cada Mesalina que me viene a visitar.
Cada colchón ajado, cada góndola en la bragueta,
Cada catador de vinagre queriéndote besar.

Julieta tenía esa pésima costumbre de arrepentirse
Al despertar sobre el pecho de algún fulano,
Se perdía un mes como monja en un cabaret de Shakespeare,
Y regresaba a llorar arrepentida a su armario.

Es habitual el despecho en las esquinas,
Lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Julieta es la primera en la fila de la romería,
Pero la última en irse cuando el cuarto está mojado.

Por Julieta yo jubilo a Al Pacino,
Con dramaturgia un día de tantos aprendí a mentir,
Cuando todos los viernes ilusionados se morían de frío,
Como el vestido fucsia que nunca le di.

Las mujeres son estados de ánimo,
Botones de la solapa que te abriga en verano,
Julieta pidió un taxi con pastillas de ácido,
Cuando supo que no era el otro lado del abismo, era el salto.