domingo, 29 de mayo de 2011

Duda y desvarío

Mujer, artista de piel,
Miel en el acilo.
Como un libro en la ventana,
Fumar en la madrugada,
Espalda enjabonada de vino.

Escort del corazón,
Vende besos por calefacción,
Orgullo malherido.
Escote aventurero,
Con novio usurero,
Orgasmo de duda y desvarío.

Dulce de tornasol,
Jarabe para la tos,
Ripio del humo de mis cigarrillos.

No encontrarás otro plan infeliz
Como el plan del olvido,
Déjame un beso volado
Sin cómo, ni por qué, ni cuándo,
Ni sin ti, ni contigo.

Que la cereza de tu pastel
Sea una calle al atardecer,
Con ganas de arrancarte el vestido.

Infeliz boquita de anís, chofer del olvido,
Curva de mapa, nieve en la ventana
Borrachera en cliché mal herido.

Que alguien te diga que mañana no existe,
Que es una sombra al revés del presente,
De un sol reprimido.

Rubia, bar abierto los domingos,
Sueños de cama, esquina sin telarañas,
Muslos intocables en papeles amarillos.

domingo, 22 de mayo de 2011

Tamarindo de Quito

Se enamoran los besos del espejo
Cuando de espalda se mira, finita, la luna
Son candelabros de ripios, los sonetos.
Caminarse los adoquines de la capital abrazado a su cintura.

Una noche, en un bar de la Foch
Mientras acariciaba con sus dedos el filo de la copa
Me dijo «vámonos a dormir»
Y nos fuimos, a una muestra de Dalí en su alcoba.

Dama de la capital,
Piernas sensuales,
Banderas en el corazón,
Pecado manabita, guiños malabares
Sueños de nadie, tormenta al amanecer
Medias de nylon, economista de banco, delicia de mujer.

Cuando se despertó, tenía un beso colgado en la pared
Un rímel olvidado en el armario,
El brasier libre y tropezado en la alfombra,
Blanca y negra como el ajedrez,
Caricias en la ventana, en un florero bajo la sombra de un rosario.

Y mis papeles sudando poesía,
Con un café en la cocina
Y el cenicero fumándose el agravio.

La altura y sus estragos,
Y una estación de tren entre sus piernas,
El suero del frio de los exiliados
Yo, manabita, igual que ella.

Dama de la capital,
Piernas sensuales,
Banderas en el corazón,
Pecado manabita, guiños malabares
Sueños de nadie, tormenta al amanecer
Medias de nylon, economista de banco, delicia de mujer.

Lluvia de visas al edén, con esa minifalda,
Que hace volar al corazón en la Plaza de la Independencia,
Té de manzanilla, cinco de la tarde, besos en la espalda,
Su boca, la octava maravilla del planeta.

Cuando se mueven en sus pantorrillas mis caricias
Que se emborrachan con merlot entre los dedos
Me espera del otro lado del teleférico
Mientras escribe con tiza las ganas de amar, que siguen vivas.

Tamarindo de Quito, Madeimoselle de Calceta
Liguero azul en los muslos, besos de nadie en la coleta.

domingo, 15 de mayo de 2011

Arlequín

Una noche de tantas aprendí
Que a la madrugada como pieza de alambrada
No se la besa en la luna.
Que los ripios del corazón enchufado se quedan durmiendo
En el piso de arriba de una libreta de contrabando,
O debajo de la falda de alguna.

Un viajero precolombino
Aburrido de todo y de lo mismo
Que se fuma el pulgar dentro de su burbuja,
Haciéndose taciturnas las ganas de desamor del olvido.

Un quiéreme hecho dependencia
Lustro de décimas e incandescencias
Que piden otra de vodka en la barra del plomero adjetivo,
Tan cobarde, como el papel a rayas que no tolera un verso fuera del margen.

Tanto hastío,
Cuando se empañan dos besos seguidos
Por la fidelidad, que es libertad con sobornos.

Aunque querer es como un pañuelo,
Que sirve para secarse las lágrimas,
Pero también para soplarse la nariz.

Y las mañanas cabalgan,
Y el amor se acaba,
Y los días con nombres,
Y las noches sin carnet, bastardas.

Y las putas con sotana,
Y el fogón de las carnicerías,
No te desilusiones si no despierto en tu cama,
Y al ver por la ventana,
Me sorprendes pidiendo un taxi en la próxima esquina.

domingo, 8 de mayo de 2011

Amor doméstico

Sacapuntas de besos, borradores del corazón,
Cortinas de humo, alquitrán, sonetos varios
Muelas del quinto juicio al paredón
Sonrisas cobardes, monarcas arios.

Puentes ortográficos, el cielo
Llegar a ningún lugar, sospecha
Que morirse es parirse en otro cuerpo
Y escribir esto es respirar con lápiz punta gruesa.

Lunes, jugo de naranja
Nieve de sol, musa de otro
Infieles alborotos calendarios, franela para nada
Y brillo centenario, rieles para el potro.

Cascabel de fuego, amor bendito
Matrimonio nos alquilan, nos compran la pasión
Si para ser partitura soy Quevedo en mi oficio
Dice el payaso, lloro mucho mejor.

Armario vacío, ropa a escoger
Sin su liguero asomando al filo de mi copa
La mujer que quise me dijo chau una vez,
La que me quiso se despidió diciéndome hola.

Amor, una cárcel abierta, reporte del clima, papel de idiota
Yo no fui, muerto antes que solo, condón usado, secreto en Internet.
Al olvido, en la memoria.

Paz, oficina con las llaves perdidas, cigarrillo encontrado en el bolsillo,
Playboy en la iglesia, bar abierto los domingos.

Refranes de cualquiera, bendición para el ateo
Mujercita sabor a frambuesa
Girón sin prisa, noche sin dormir.

Y a la que quise, que nunca le regateé un beso
Ni un polvo, ni la enamoré
Se fue a Buenos Aires, se puso tetas, y ahora es feliz.

La que me quiso me cuidaba la salud y me prohibía fumar
Me pedía reportes diarios, algo inventarios,
Una guardería para Peterpan.

Así de idiota es la válvula que se lleva en el pecho,
Así de inconsciente, chiste mal contado
Más viva que muerta, en el despecho, la poesía
Amor doméstico, como trabajar de cajero de banco.

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domingo, 1 de mayo de 2011

Todos contra todos (para Barcelona Sporting Club, en sus 86 años)

Yo era un niño tan desobediente
Que jugaba a guardarropas con ansío.
Mi padre me llevaba de la mano a ver a La Capira, yo con 2 añitos
Y un día que ni me acuerdo, le fui infiel al Reales Tamarindos.

Mi hermano, que luego fue un diez imparable y petizo
Me puso una campanita tilín de color amarillo
No sé si estábamos huérfanos de historia en el ombligo
Que los dos, barcelonistas nos hicimos.

Y empezaron los viajes cada domingo viendo al Beto Alfaro Moreno
Metiéndole un gol con la zurda al corazón,
Reclamando a este hijo perdido, en cada pase que a Gilson de Souza le tiró.

Tenía, más o menos, unos 7 años,
Y lloraba cuando el Monumental quedaba grande,
Leí un día, que en el `90 un hijo de puta nos quitó la Libertadores
Un referí uruguayo,
Un tal Juan Carlos Loustou,
Que en el bolsillo se guardó la historia y los pesos pagados por no pitar penales.

Y yo que vuelvo cuando me voy,
Me hacía un tajo en la espalda cuando a la B casi nos fuimos,
Escuchando por radio el gol de Perlaza,
¡Qué frentazo con el alma!
Que metió con el botín de Carlitos Muñoz, que jugaba en el cielo por exilio.

Para recordar la semifinal contra River
O el gol del Matador al rival eterno,
Que se metió al fondo de los piolines,
Como nuestra gloria que luego Liga recogió en el subsuelo.

Esa copa era nuestra, esa vuelta olímpica en el Maracaná,
Esa final contra el Manchester,
Ese beso colgado,
Esa lloradera por fallar el penal,
Ese globito encima de la barrera,
Ese diablo Etcheverry enjaulado
Que contra Vasco Da Gama no pudimos contar.

¡Qué manera de besar el escudo las tetillas!
Cuánto robo politiquero a nuestro club,
Qué vaivén de cielo y de infierno en contravía,
Qué lluvia después de no verte campeón.
Catorce años escondidos en un libro de recetas
Empolvados como anfetaminas ponzoñales
Que tardan en volver como cielo sin auroras,
Que mueren por ser lo que eran antes.

Y al fin y al cabo, Barcelona es todos contra todos,
Como dice la pared de la platea,
Porque mueren los lunes cuando pierdes,
Y se vuelven a recostar las gradas con dulcineas.

Cuando fui a despedir a Spencer,
Y me quedé sin voz pero con el gol contra Cerro en Asunción,
Cuando nos pitaron quince minutos en Ponciano,
Y el penal no repetido contra Olimpia por Loustou.
Cuando le ponen al estadio el nombre de Isidro
Cuando tuvo que ser Castells o Chuchuca,
Cuando llueve un diluvio de palmadas en el `98 contra el Quito
Y el soplo de lo eterno por la nuca.
Astillero de sueños y estados de ánimo,
Hermanito menor del Culé.
Jauría de dioses ateos,
Fantasías de goles con frio.
Para haber vivido, hay que haberse mordido el alma en el Monumental
Darle una palmada en el hombro al olvido,
Porque barcelonistas somos todos, menos unos cuántos más.

(Para Barcelona Sporting Club, en su aniversario No. 86)